jueves, 29 de noviembre de 2012

Albania: Balance de la lucha de liberación nacional y causas de la victoria

            La Lucha de Liberación Nacional contra los ocupantes italianos y alemanes y contra los traidores, que se llevó a cabo durante más de cinco años y medio, es la lucha más cruenta y esforzada que los albaneses han librado a lo largo de su historia.
El pueblo albanés, de un millón de habitantes, inmovilizó en la lucha a más de 15 divisiones italianas y alemanas y puso fuera de combate alrededor de 70 mil enemigos entre muertos, heridos o prisioneros. Como miembro activo de la coalición mundial antifascista, Albania, en comparación con la extensión de su territorio y de su población, dio una contribución muy preciosa a la histórica victoria sobre el fascismo. Llevó en sus espaldas una carga muy pesada. El suelo albanés de 28 mil km2 durante la Segunda Guerra Mundial fue hollado por cerca de 700 mil soldados fascistas que le ocasionaron daños y devastaciones extremadamente graves. En el curso de la Segunda Guerra Mundial, Albania se colocó entre los países que sufrieron más pérdidas humanas y sobre todo bienes materiales y culturales.
Los esfuerzos heroicos, la sangre derramada y las graves pérdidas que el pueblo albanés sufrió en la lucha, fueron coronados con la victoria final sobre los enemigos externos e internos.
El 29 de noviembre, con la completa liberación de la patria y con el triunfo de la revolución popular en Albania, acabó el dominio fascista; al mismo tiempo fue abolida toda dependencia de las potencias imperialistas, y suprimido cualquier vínculo y relación esclavizante con estas potencias; el pueblo albanés conquistó su plena independencia nacional, derrocó la dominación política de los terratenientes y de la burguesía. Albania se separó para siempre del sistema capitalista mundial.
Esto representó la mayor victoria alcanzada por el pueblo albanés a lo largo de toda su historia.
La Lucha de Liberación Nacional siguió hasta el final una revolución antiimperialista, democrática. Sin embargo, en su seno se desarrollaron también elementos de la revolución socialista, o sea la burguesía fue despojada del Poder político y fue establecida la dirección única del Partido Comunista en el nuevo Poder, etc. Este fenómeno se produjo como consecuencia de la agravación continua de la lucha contra las principales clases explotadoras del país y de la coordinación de esta lucha con la librada contra los ocupantes. Esto profundizó aún más el carácter revolucionario de la Lucha de Liberación Nacional.
El Partido Comunista no incitó a la agudización de la lucha de clases dentro del país, ni lanzó consignas llamando a luchar contra los terratenientes, los bairaktars y la burguesía, sino que sus golpes más rudos fueron dirigidos hasta el final contra los ocupantes fascistas. Fue la traición declarada de las clases explotadoras la que provocó la exacerbación de la lucha de clases.
Las organizaciones políticas, representantes de los intereses de estas clases, el “Balli Kombëtar”, el “Legaliteti”, etc. fueron aniquilados por el Ejército de Liberación Nacional sólo porque se pusieron al servicio de los ocupantes fascistas. Con su actitud abiertamente antinacional y antipopular, las clases dominantes perdieron todos los derechos de participar en el Poder político.
El nuevo Poder político instaurado en Albania sin haber terminado aún la Lucha de Liberación Nacional, se encontraba completamente en manos de las fuerzas revolucionarias democráticas con el Partido Comunista como dirigente único. Este Poder no constituía simplemente una dictadura democrática de las fuerzas revolucionarias, sino un Poder que contenía en sí el germen, en rápido desarrollo, de la dictadura del proletariado.
Con la histórica victoria en la Lucha de Liberación Nacional la revolución se había cumplido solamente en el campo político. Los problemas económicos y sociales de la revolución antiimperialista democrática quedaban en pie para ser solucionados después de la guerra.
Las principales fuerzas motrices sociales en la Lucha de Liberación Nacional, fueron la clase obrera y el campesinado pobre y medio. Participó también la pequeña y media burguesía de las ciudades.
La clase obrera desempeñó el papel dirigente en la Lucha de Liberación Nacional por medio del Partido Comunista de Albania.
La clase obrera albanesa poco numerosa, diseminada, no constituida como proletariado industrial, era sin embargo la clase más progresista a la que pertenecía el porvenir. Sobre todo, ninguna otra clase en el país consiguió formar un partido dotado de una organización sólida, de una política justa edificada sobre fundamentos científicos, como el Partido que creó la clase obrera.
En los órganos dirigentes de la Lucha de Liberación Nacional, así como en la composición del Partido, el número de los obreros era reducido. Pero esto no impidió a la clase obrera cumplir su papel dirigente en esta lucha. El Partido Comunista de Albania educó a sus miembros, aunque muchos provenían de la pequeña burguesía, y sobre todo, de capas campesinas, con profundo espíritu proletario y revolucionario, con una gran determinación de defender los intereses del proletariado y del socialismo. Estos intereses en las circunstancias dadas se fundían con los de la Lucha de Liberación Nacional, con los de todo el pueblo entero y de la nación albanesa subyugada.
El campesinado fue la principal reserva y fuerza armada de la Lucha de Liberación Nacional, el más sólido apoyo de la clase obrera y del Partido Comunista de Albania.
El campesinado albanés constituía la inmensa mayoría de la población. No obstante a ser atrasado desde el punto de vista económico y cultural, encerraba en su seno una pujante capacidad revolucionaria, adquirida en la lucha incesante por la tierra y la libertad, contra la opresión y la explotación de los grandes terratenientes, contra los comerciantes usureros, contra los regímenes antipopulares anteriores, y sobre todo, contra la dominación extranjera. El campesinado, más que otra clase o capa en Albania, poseía sanas tradiciones patrióticas de combate. Teniendo en cuenta todos estos datos, el Partido Comunista hizo una muy justa apreciación del papel del campesinado en esta lucha. “En las condiciones de nuestro país –ha dicho el camarada Enver Hoxha–  vencería en la lucha aquella clase que tuviera al campesinado a su favor”. (Enver Hoxha. Discurso pronunciado en el acto realizado con ocasión del XV Aniversario de Liberación de la Patria. Tirana 1959, pág. 9.)
Si el campesinado aceptó el programa y el papel dirigente del Partido Comunista; fue porque estaba persuadido por su propia experiencia, de que éste era la única organización política empeñada en una lucha resuelta contra el invasor, la única que traducía sus palabras en actos y que era capaz de asegurar la victoria sobre los ocupantes fascistas y los traidores, y de alcanzar las aspiraciones de los campesinos por la tierra y por la libertad. Bajo la dirección del Partido, el campesinado dio pruebas de alto patriotismo y de gran heroísmo.
Durante todo el período de la Lucha de Liberación Nacional, el Partido Comunista se atuvo a la consigna de la movilización de todo el campesinado, sin distinción de clases. Sin embargo los campesinos ricos, los bairaktars de los pueblos, como clase, no aceptaron el programa y el papel dirigente del Partido Comunista. Ellos se ligaron, por lo general, a las organizaciones traidoras de la burguesía y de los terratenientes, el “Balli kombëtar” y el “Legaliteti”, y llegaron a ser su apoyo en el campo, con la esperanza de conservar así sus privilegios después de la guerra.
Al igual que el campesinado, la pequeña y media burguesía urbanas participaron en la Lucha de Liberación Nacional, sin un partido político que las representara. Muy heterogéneas, económicamente impotentes, y careciendo sobre todo de resolución, de madurez y de experiencia en la lucha política, estas clases no crearon ni podían crear un verdadero partido político. Por esto eran incapaces de desempeñar un papel dirigente en la Lucha de Liberación Nacional. Ellas adoptaron el programa del Partido Comunista, ya que vieron en él la expresión de sus reivindicaciones políticas inmediatas.
La pequeña burguesía, que constituía la inmensa mayoría de la población de las ciudades, aunque no parecía muy resuelta ni dispuesta a sacrificarse, se lanzó casi enteramente a la Lucha de Liberación Nacional y dio pruebas de gran patriotismo. La mayor parte de esta capa burguesa se ligó estrechamente al Partido Comunista.
La burguesía media manifestó una inestabilidad pronunciada. En sus más se notaban tendencias al compromiso con los ocupantes. Sin embargo cogida por la tenaza de las leyes de ocupación, sujeta a la presión del capital extranjero y a la influencia del patriotismo tradicional del pueblo albanés, se pronunció, en su mayoría, contra la servidumbre y tomó parte en la lucha antifascista, sin mostrarse, no obstante, muy activa. Solamente una parte reducida de esta clase se adhirió a los ocupantes uniéndose al “Balli kombëtar” y al “Legalíteti”.
Los intelectuales albaneses, cuya mayoría provenía de las capas superiores y medias de la población, se mostraron en general patriotas y antifascistas. Los más progresistas entre ellos, se distinguieron por su patriotismo, su resolución y su profundo espíritu revolucionario, abrazaron la línea del Partido Comunista y lucharon por su aplicación. Sólo unos pocos intelectuales atraídos por la ideología burguesa fascista se adhirieron a los ocupantes, siendo los ideólogos del “Balli kombëtar” y del “Legaliteti”.
La fuerza más pujante de la Lucha de Liberación Nacional fue la juventud. Ella se hallaba en la vanguardia de la lucha contra los ocupantes y los traidores en las ciudades, en las aldeas y en las filas del ejército popular.
La mayoría abrumadora de la juventud se distinguió por un alto espíritu patriótico y al mismo tiempo por un espíritu progresista profundamente revolucionario. Se unió estrechamente al Partido Comunista y combatió con ardor por las grandes ideas del marxismo-leninismo.
La primera en arrojarse a la Lucha de Liberación fue la juventud estudiantil y obrera de las ciudades.
La juventud estudiantil tenía por origen principalmente la pequeña y media burguesía de las ciudades. Militando al lado de la juventud obrera, en las filas de la Juventud Comunista, dio una importante contribución en la propagación de la línea del Partido Comunista de Albania entre las masas populares. Al mismo tiempo es que a través de ella el Partido ejercía su influencia sobre la pequeña y media burguesía urbanas.
Sin embargo, la mayoría de la juventud antifascista estaba constituida por la juventud campesina, que, siguiendo a la urbana, se lanzó a la lucha con extremado ardor y determinación revolucionarios. Los jóvenes campesinos formaron de hecho la mayoría de los efectivos del Ejército de Liberación Nacional.
La mujer albanesa fue una gran fuerza en la lucha antifascista. Su participación en esta lucha fue de una amplitud jamás conocida en las anteriores luchas de liberación. Las mujeres abrazaron la línea del Partido Comunista y, al lado de los hombres, lucharon activamente por su aplicación, porque encontraron en ella no sólo el camino seguro que conducía a la liberación nacional y social del pueblo, sino también la senda que llevaba a la conquista de su igualdad de derechos con los hombres, de su liberación de todas las cadenas del pasado que las habían mantenido en la servidumbre.
La gran victoria en la Lucha de Liberación Nacional fue alcanzada en primer lugar gracias a la abnegación y al heroísmo de que dio prueba el pueblo albanés. Nunca antes había estado tan unido, ni había sido tan resuelto. Nunca antes había estado tan seguro de la victoria en la lucha, tanto contra los ocupantes como contra los traidores. Nunca antes había tenido tan profunda conciencia de los fines de su lucha ni se había manifestado tan presto a hacer todos los sacrificios y a sufrir todas las privaciones con tal de alcanzar la victoria.
La Lucha de Liberación Nacional hizo aparecer con toda su fuerza las capacidades creadoras de las masas populares en la vida política y militar del país. En el fuego de las encarnizadas batallas se pusieron de relieve sus fuerzas inagotables y sus grandes aptitudes. De la carne y de la sangre del pueblo, de los obreros, de los campesinos, de los intelectuales patriotas, surgieron magníficos combatientes y dirigentes de masas, comandantes y comisarios, miembros de los consejos y ministros. Estos hombres del pueblo, a menudo desprovistos de instrucción suficiente, aventajaron en capacidades y en coraje a los generales y a los instruidos oficiales del enemigo, a los politiqueros profesionales del régimen anterior de los grandes terratenientes y de la burguesía.
“Nuestra Lucha de Liberación –escribía el camarada Enver Hoxha en vísperas de la Liberación– ha puesto al pueblo a la cabeza, y he ahí y únicamente ahí la razón de la victoria.” (Enver Hoxha. “Decisiones Históricas de la II Reunión de CALN”, noviembre de 1944. Obras, tomo II, pago 373.)
Gracias a la lucha heroica que llevó a cabo, el pueblo albanés liberó al mismo tiempo su patria y a sí mismo.
Ciertos factores desempeñaron un papel muy importante en la obtención de la victoria tales como las brillantes tradiciones patrióticas y combativas del pueblo albanés, su rica experiencia adquirida en el transcurso de los siglos en los combates por la libertad y por la independencia, tradiciones y experiencia que él fortaleció y desarrolló más adelante en esta última Lucha de Liberación Nacional.
El Partido Comunista de Albania fue el inspirador, el organizador y el guía de la Lucha de Liberación Nacional, el artífice de la victoria.
En sus anteriores luchas de liberación, el pueblo albanés no había conseguido darse a una dirección compacta y consecuente. He ahí una de las principales razones que le había impedido conquistar anteriormente su libertad y su independencia y que había permitido a los imperialistas, a los señores feudales y a la burguesía del país arrebatarle los frutos de sus esfuerzos. Sin embargo, había sacado de sus luchas, de sus sufrimientos y de su miseria una gran lección: faltándole una dirección revolucionaria, su sangre vertida y sus penas no podían ser coronadas con una victoria definitiva. Esta se hizo realidad solamente con la fundación del Partido Comunista de Albania, que él engendró, engrosó y templó en la lucha. Surgido del seno del pueblo, este partido marxista-leninista heredó de él brillantes tradiciones patrióticas y una rica experiencia de combate, supo recoger y desarrollar más estas tradiciones y esta experiencia, darles un profundo contenido revolucionario y traducirlas en hechos para asegurar la libertad y la independencia nacional, la victoria de la revolución.
El Partido Comunista elaboró y aplicó sin cesar, con determinación y coraje revolucionarios, una justa política basada en las condiciones objetivas internas y externas y en los principios marxista-leninistas fundamentales, esto respondía directamente a las apremiantes exigencias políticas, a los intereses vitales del pueblo, de la patria y del socialismo.
Es el Partido el que inculcó a las masas populares una muy alta conciencia de los objetivos de la lucha y de la justeza de su política. Es el Partido el que descubrió, desarrolló y utilizó en favor de la lucha contra el fascismo, todas las energías y las capacidades de las masas populares.
Estas se persuadieron por su propia experiencia de que el Partido Comunista era el verdadero defensor de sus intereses y de los de la nación albanesa, un combatiente firme y consecuente por la independencia nacional, la libertad, la democracia y la tierra.
El Partido resolvió con rara maestría tres tareas claves cuya realización debía conducir a la victoria: la unidad de las amplias masas en el Frente de Liberación Nacional; la organización de la insurrección general, el armamento del pueblo y la creación del Ejército de Liberación Nacional regular; la abolición del Poder de los ocupantes, de los grandes terratenientes y de la burguesía y la organización e instauración del Poder de Democracia Popular.
El Partido le dio al pueblo albanés numerosos y potentes aliados exteriores, y lo educó en el espíritu del internacionalismo proletario, de la amistad y la fraternidad con todos los pueblos que luchaban contra el fascismo. Practicó respecto a los aliados exteriores, una política justa, edificada sobre los principios revolucionarios. Enseñó al pueblo a hacer la distinción entre sus aliados y vincular su lucha en primer lugar, con la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética. El Partido jamás permitió que cualquiera de los aliados interviniera en los asuntos internos, políticos y militares del país. Frustró el plan de la reacción imperialista anglo-norteamericana que intentaba contrarrestar la victoria de la revolución y establecer su propio control sobre Albania. Observando una actitud leal respecto a los aliados y apreciando en su justo valor la ayuda y apoyo exterior, el Partido no ha esperada jamás que otros vinieran a regalar la libertad al pueblo albanés. Ha aplicado con firmeza el principio que consiste en apoyarse en sus propias fuerzas y ha enseñado al pueblo para que comprenda bien que la libertad no se recibe como un don, sino que se la conquista al precio de mucha sangre derramada, con muchos sufrimientos y sacrificios.
El Partido Comunista de Albania nació, creció y se aguerrió como dirigente de una capacidad y de una autoridad sin par, en la lucha revolucionaria contra los ocupantes y los traidores. No esperó a aprender antes la teoría marxista-leninista para lanzarse a la lucha. Esta teoría la aprendió y la aplicó a la vez, fielmente y de manera creadora en el fuego de la lucha y en las más complejas situaciones.
El factor exterior decisivo de la histórica victoria del pueblo albanés fue la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética y su gran victoria sobre el fascismo. El Ejército Rojo no llegó hasta Albania, y sin embargo el pueblo albanés considera a la Unión Soviética como el libertador también de Albania. La Unión Soviética bajo la dirección de J. V. Stalin, cargó con el más pesado fardo en la Segunda Guerra Mundial y desempeñó el papel principal en la destrucción del fascismo. Las grandes victorias del Ejército Rojo sobre Alemania hitleriana crearon las condiciones precisas para que el pueblo albanés se levantara y asegurara por su propia lucha heroica, su plena independencia nacional y la instauración del Poder popular en su país. 

Fuente: Historia del Partido del Trabajo de Albania, Vol. I, Instituto de Estudios Marxista-Leninistas del PTA, Nëntori, Tirana 1981.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Empuñamos las armas y nos lanzamos a la lucha...

El pueblo albanés inició su resistencia armada contra los invasores fascistas antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, pero se elevó a un nivel superior con la fundación del Partido Comunista de Albania en 1941, y concluyó su Lucha de Liberación Nacional antes de que finalizara dicha guerra. El Gobierno Democrático de Albania encabezado por Enver Hoxha, entró a Tirana y celebró el Día de la Independencia (conmemorando el 28 de noviembre de 1912) en la capital liberada. Un día, después se lograría la completa liberación de Albania, luego de expulsar de Shkodra a los ocupantes nazis.
Discurso pronunciado con ocasión del Día de la Independencia y de la entrada del Gobierno Democrático en Tirana
Enver Hoxha
28 de noviembre de 1944
Pueblo albanés:
En un día memorable como éste, en 1912, después de un largo periodo de esclavitud, nació la Albania independiente. Cuando nuestro país era amenazado por todas partes por los enemigos del exterior, cuando para nuestro pueblo se forjaban las nuevas cadenas de esclavitud, el venerable anciano Ismail Qemali [1], junto con un puñado de valientes patriotas, enarboló la bandera de la libertad en Vlora, y el pueblo albanés puedo al fin respirar. Quedamos victoriosos, pero de nuevo fieros vendavales azotaron a nuestro infortunado pueblo, y la bandera de la libertad fue pisoteada, los sátrapas del pasado régimen la utilizaron abusivamente, la convirtieron en moneda de cambio, se sirvieron de ella para cubrir las  ignominias y los actos de bandolerismo contra nuestro pueblo. Mas la bandera del pueblo, la bandera de Ismail Qemali, permaneció incólume en los corazones de los patriotas albaneses, fue izada, enarbolada por las férreas manos de los combatientes del pueblo y atravesó por entre huracanes y tempestades, siempre invencible, inquebrantable, símbolo de libertad e independencia.
Después de tantos combates heroicos contra el fascismo, la bandera roja de Vlora, bañada con la sangre de los héroes del pueblo caídos en el transcurso de esta guerra antifascista, flamea hoy altiva bajo el cielo de Albania libre. Cinco años transcurrieron bajo la insoportable dominación fascista, cinco veces, cada 28 de noviembre, se ha visto correr por las calles de las ciudades de Albania la sangre de los heroicos hijos del pueblo albanés que se enfrentaban a las bayonetas de los ocupantes y de los traidores. El Día de la Bandera se ha hecho dos veces sagrado, por el día de la independencia y de la unidad del pueblo albanés.
El 7 de abril de 1939, la esclavitud se abatió sobre nosotros, se nos impuso una pesada servidumbre. El fascismo, el más grande enemigo de la humanidad, holló nuestro suelo. Esta gran guerra, esta carnicería era preparada por Hitler y Mussolini. Pagamos el primer tributo. Negro estaba el horizonte internacional. Europa se armaba febril y delirantemente, voz alguna se levantaba para protestar en nuestro favor, únicamente nuestro pueblo, traicionado por los gobernantes alzaba la voz pidiendo armas para combatir contra los italianos. Así se cometía un acto de alta traición. Los ruines politiqueros, los especuladores se levantaron, tendieron la mano al invasor, se unieron con él para oprimir al pueblo, para convertirlo en un paria, en carne de cañón. El ocupante fascista y los traidores trabajaron sistemáticamente para reprimir toda resistencia, para sofocar todo sentimiento patriótico, para pisotear el honor de nuestra patria, sus hábitos, costumbres y la lengua materna, para colonizar a Albania a fin de transformarla en trampolín desde los italianos pensaban lanzarse sobre los pueblos vecinos y la Unión Soviética. Pero no obstante el desenfrenado terror, surgió la gran resistencia de nuestro pueblo, que se levantó para conquistar la libertad que le habían arrebatado. El bárbaro ocupante fascista, armado hasta los dientes con las armas más modernas y ayudado por los traidores, se encontró frente a los pechos de nuestros combatientes, desbordantes de fervorosos sentimientos de libertad y con corazones pertrechados de una férrea voluntad y de una infinita abnegación. Se pusieron de pie los hijos del pueblo que sentían en lo más hondo el amor por la patria y que llevaban sobre sus espaldas los sufrimientos, las miserias, los tormentos de todo su pueblo. Muchos de ellos cayeron mártires en las primeras horas de la lucha por ese pueblo que tanto amaban, cayeron con la canción en los labios y felices, porque sabían por qué se batían y que, con su sangre y sus huesos, habrían de edificar la Albania nueva. Era este un grito de guerra y de alerta dirigido al pueblo por su vanguardia y que le decía que la patria estaba amenazada de muerte, que debían empuñarse las armas para liberarla a través de una lucha implacable e incesante. El pueblo albanés escuchó el grito de guerra de sus mejores hijos, la sangre que corría en las calles de las ciudades y aldeas era su propia sangre, y el pueblo empuñó las armas.
Nuestra gloriosa Lucha de Liberación Nacional comenzó. Era una lucha desigual, nos faltaban armas, estábamos hambrientos y descalzos, pero éramos fuertes porque combatíamos por una gran causa, luchábamos por la liberación del pueblo, para traerle días felices, para vengarnos del enemigo que intentaba ahogarnos en sangre. Éramos un pequeño pueblo frente a una enorme fiera, pero éramos fuertes, porque en nuestros corazones sentíamos un profundo odio hacia aquellos que habían hollado nuestros hogares y saqueado nuestros bienes. Empuñamos las armas y nos lanzamos a la lucha, porque estábamos seguros de la victoria, teníamos la justicia de nuestro lado y no estábamos solos en esta lucha. Todo el mundo progresista y antifascista, unido en una sólida coalición, estaba en guerra contra los mismos enemigos, los enemigos de la humanidad: el nazismo y el fascismo.

Pueblo albanés:
Tres años de lucha armada, páginas gloriosas de la historia de nuestro país, páginas escritas con la sangre pura de los hijos e hijas del pueblo albanés. Nuestro movimiento de liberación nacional creció y se fortaleció en una encarnizada lucha armada, en una lucha política. Los enemigos eran fuertes y astutos, se valieron del terror y de la demagogia, empeñaron todas sus fuerzas para sofocar nuestra resistencia. Los traidores de nuestro país, Mustafá Kruja, Mehdi Frasheri, Ali Kelcyra, Mithat Frasheri, Abaz Kupi, Shefqet Verlaci y todos los demás colaboracionistas, recurrieron a toda suerte de tácticas para dividir a nuestro pueblo. Su demagogia era grande y en un comienzo una parte del pueblo se dejó engañar hasta cierto punto por esos bandidos, instrumentos dóciles y constantes de los enemigos del interior y del exterior. La organización “Balli Kombetar”, la del “Legaliteti” y todas las otras organizaciones terroristas se convirtieron en un arma activa de los ocupantes y, movidos por una ferocidad extraordinaria, arremetieron conjuntamente con los alemanes contra nuestro pueblo asesinando y degollando a inocentes, mujeres, ancianos y niños, saqueando y violando. Estos criminales vomitaron fuego y hiel sobre nuestro movimiento de liberación nacional, sobre nuestro ejército, pero nuestro movimiento no se doblegó, pues estaba cimentado sobre sólidas bases, porque era un movimiento popular, un movimiento democrático progresista. En torno a nuestro Frente de Liberación Nacional se unió el pueblo honesto, el pueblo trabajador, el pueblo que gana el pan con el sudor de su frente y no con manejos y con traiciones. Nuestro Frente de Liberación Nacional agrupó a todos los demócratas, sin distinción de tendencias políticas ni religiosas, se convirtió en un organismo sano y apropiado para llevar a feliz término esta difícil y sagrada misión. Nuestro Ejército de Liberación Nacional que creció y se fortaleció en sangrientas batallas, era un ejército del pueblo, en cuyas filas los campesinos, los obreros, los intelectuales, unidos como un solo hombre, combatían por el mismo objetivo, por una Albania libre, por una Albania independiente, por una democracia popular. Y después de tres años de esfuerzos heroicos, luego de haber derramado tanta sangre, después de tantos sufrimientos y sacrificios, triunfamos, vencimos al bárbaro alemán y a sus lacayos, los traidores.
En estos tres años de lucha, nuestro Frente de Liberación Nacional se hizo una realidad, se instauraron los consejos de liberación nacional, órganos de lucha y cimientos del Poder, se consolidaron y se convirtieron en el verdadero Poder democrático del pueblo. Este Poder popular echó por tierra al viejo Poder, que era instrumento dócil del ocupante y de los traidores. Por la creación del Frente y del Poder cayeron miles de hijos del pueblo albanés que combatieron con abnegación porque estaban seguros del feliz porvenir de nuestro pueblo. Nuestro movimiento, con su justo programa político abrió al pueblo amplias perspectivas y le indicó el camino hacia la victoria. Nuestro movimiento de liberación nacional, que se proponía unir a todo el pueblo albanés, se esforzó, a costa de su propia sangre, por hacer comprender a las personas equivocadas que el camino que seguían era funesto para nuestra patria. A través del llamamiento que dirigieron a los elementos que aún se encontraban en las filas del enemigo, el Comité Antifascista de Liberación Nacional y la Presidencia del Consejo Antifascista de Albania dieron otra vívida prueba de los objetivos de nuestro movimiento.
Después de tres años de heroicos esfuerzos y de haber derramado tanta sangre hemos conquistado la victoria. El enemigo alemán ávido de sangre ha sido expulsado de casi todo el territorio de nuestra patria [2], las bandas de reaccionarios, fautores de la guerra fratricida, han sido desbaratadas, y hoy 28 de noviembre es celebrado con indescriptible entusiasmo por el pueblo albanés, que ha conquistado su libertad con el precio de la sangre que ha derramado. Hoy en Tirana liberada, después de duros combates calle por calle, casa por casa, hoy en la capital de Albania libre y democrática y en el seno de este heroico pueblo que se ha mantenido firme en las primeras líneas de nuestra lucha, que no lograron doblegarlo las masacres cometidas por los alemanes y los traidores, ha entrado el Gobierno Democrático de Albania. 
 
Pueblo albanés:
Nuestra lucha victoriosa ha levantado en alto el prestigio de nuestro país, ha hecho que el nombre de Albania y de los albaneses sea honrado por el mundo progresista, que se hable con respeto de nosotros, porque hemos permanecido y permaneceremos fieles a la gran alianza de la coalición antifascista, y hemos derramado la sangre a ríos al lado de nuestros aliados que combaten con heroísmo para salvar a la humanidad de las garras del nazismo alemán.
Nuestra heroica lucha estaba ligada estrechamente con la lucha de nuestros grandes aliados: la Unión Soviética, Inglaterra y los Estados Unidos, estaba íntimamente unida con la lucha de los pueblos avasallados. Durante nuestra lucha teníamos una inconmovible confianza en la victoria, porque contábamos con el respaldo de la gran coalición anglo-soviético-norteamericana. Cuando el glorioso Ejército Rojo, dirigido por el gran estratega de los tiempos modernos, el Mariscal Stalin, aplastaba implacablemente a las hordas hitlerianas y liberaba sus territorios, ejército que ahora avanza triunfalmente hacia el Oeste, lanzándose al ataque decisivo sobre el último reducto de Hitler, las energías de combate de nuestro pueblo se renovaban y se multiplicaban, su fuerza y confianza se acrecentaban. Las brillantes victorias del Ejército Rojo eran al mismo tiempo nuestras victorias y las del mundo entero, porque constituían el principal factor de la destrucción del nazismo. Gracias a estas victorias, las luchas de liberación nacional de los pueblos avasallados se reforzaron. Estas victorias del Ejército Rojo han ayudado a que llegara este día que festejamos hoy con tanta solemnidad. En este día, nuestro pequeño pero invencible pueblo expresa a los heroicos pueblos de la Unión Soviética y al glorioso Ejército Rojo su infinita gratitud. En esta gran lucha, Inglaterra y los Estados Unidos no se doblegaron ante el nazismo alemán, lucharon y luchan con valor por la causa común. Su lucha por mar, tierra y aire, que causa tantos daños a la máquina de guerra alemana, constituye una valiosa ayuda para nuestro pueblo [3]. La apertura del segundo frente y el desbaratamiento de la resistencia alemana en Francia no hacen más que acelerar la victoria final.
En toda su lucha de liberación nacional, nuestro pueblo ha estado apoyado por la heroica lucha de los pueblos de Yugoslavia. Nuestros pueblos vecinos y hermanos, desde los primeros días de la ocupación de su país, se han empeñado en una resuelta lucha de liberación. Nuestro ejército y el ejército yugoslavo están derramando juntamente su sangre en los llanos de Kosova y de Metohía: nuestros soldados y los soldados yugoslavos se curan mutuamente las heridas recibidas en las encarnizadas batallas contra el mismo enemigo y con esa sangre se forja nuestra amistad; nuestras brigadas que han recibido la orden de no dejar salir vivo a ningún alemán de nuestro país, están pasando a Montenegro[4] donde, conjuntamente con las brigadas yugoslavas, están dando fin a la resistencia alemana en estas regiones. Con sangre y sufrimientos se ha sellado la amistad entre nuestro pueblo y los pueblos de Yugoslavia. Dirigimos, en este día de gran fiesta para nuestro país, nuestros saludos a los pueblos hermanos de Yugoslavia.
Junto con el vecino pueblo griego hemos luchado y derramado sangre, nos hemos restañado mutuamente las heridas en esta lucha común antifascista, y nuestro deseo es que siempre mantengamos buenas relaciones con ese pueblo generoso. Constatamos con pesar que las bandas chovinistas y reaccionarias de Zervas[5] están martirizando a la minoría albanesa, le saquean sus bienes y la expulsan de su territorio. Los elementos de Zervas atraviesan subrepticiamente nuestra frontera, asesinan y hieren a nuestros guerrilleros. Semejantes actos no los toleramos. El Primer Ministro griego Papandreu ha manifestado pretensiones anexionistas sobre nuestras regiones de Gjirokastra y de Korca, sobre el Vorio-Epiro como las llama. Naturalmente tales pretensiones no facilitan las buenas relaciones con el vecino del Sur. Nuestras fronteras son indiscutibles, porque, de este lado de ellas no existen más que nuestros territorios, territorios que nos han dejado nuestros antepasados y que hemos regado con nuestra sangre. Que nadie ose violarlas, porque sabremos defenderlas.
Nuestro movimiento de liberación nacional ha reconocido a la minoría griega en Albania los mismos derechos que al pueblo albanés. El Gobierno Democrático de Albania garantizará a esta minoría las libertades y los derechos democráticos y nacionales, por los cuales sus hijos han luchado heroicamente encuadrados en las brigadas de liberación nacional. 

Pueblo albanés:
Hoy se abre una nueva página de nuestra historia, una página que hemos de escribir nosotros, y la escribiremos, tan gloriosa como nuestra lucha contra el ocupante, y ella es la lucha por la reconstrucción de Albania, por la edificación de su economía, por el desarrollo de la cultura y de la instrucción de nuestro pueblo, por la elevación de su nivel social, económico y político. Nuestro movimiento emprendió en momentos cruciales una lucha gigantesca y desigual y salió victorioso, porque nuestro pueblo se unió como un solo hombre en torno al Frente de Liberación Nacional. Nuestro movimiento de liberación nacional emprenderá también esta segunda lucha y saldrá victorioso. Este es el legado de aquellos que cayeron en el campo de batalla, y lo exigen la vida de todo nuestro pueblo y su porvenir. Los nazis alemanes y los traidores han sembrado la ruina y el duelo en nuestro país, regiones enteras han sido devastadas, zonas agrícolas desoladas, la economía de nuestro país está arruinada, miles de familias sin abrigo y sin pan, debemos construir escuelas, velar por la salud del pueblo. Realizaremos todas estas importantes tareas si fortalecemos nuestro Poder y llevamos a él a los hombres que sinceramente desean el bien del pueblo. Por eso tenemos el deber de darlo todo por el Poder, de hacerlo fuerte y de movilizar a todo el pueblo a su alrededor para que así podamos realizar estas vitales tareas. Fortalezcamos nuestro Frente de Liberación Nacional, el cual debe unir en su seno a todo el pueblo, educarlo en el espíritu de nuestra justa política, ligándolo estrechamente con el Poder y haciéndole tomar conciencia de las tareas que se le plantean. Debemos comprender, del mismo modo que lo hemos hecho en el transcurso de la lucha armada que, para realizar estas tareas, para asegurar al pueblo una vida más feliz y más próspera, es necesario que todo el pueblo sea el artífice de esta gran obra. Que ningún albanés honesto quede fuera del Frente, que ninguna energía sea gastada inútilmente. Con ocasión de la fiesta del 28 de noviembre y de la liberación de Tirana, la Presidencia del Consejo Antifascista de Liberación Nacional de Albania concede una amnistía general a todos los miembros del “Balli Kombetar”, del “Legaliteti” y de otras organizaciones que han colaborado con el ocupante. Son excluidos de esta amnistía todos los criminales de guerra, todos los que han asesinado, incendiado, violado, los que han saqueado los bienes del pueblo. Esta es otra prueba que testimonia los altos objetivos del movimiento de liberación nacional, de ese movimiento que ha luchado y luchará por el pueblo, de ese movimiento que tiene por principio la justicia.
Que toda Albania se transforme en un gran centro de trabajo, que todos, grandes y pequeños, comprendan que no trabajan para los extranjeros, sino para su propio país y por la construcción de éste. Al igual que no escatimamos nuestra vida por esta patria, tampoco debemos escatimar nuestro sudor y nuestros esfuerzos. Hay que empeñar todas nuestras fuerzas para que nuestro ejército, importante factor de estos éxitos, se fortalezca y se convierta en un ejército modernos en el amplio sentido de la palabra. Este ejército será el verdadero defensor del pueblo y de su poder. Para que pueda cumplir con esta tarea esencial debemos hacer de él un ejército consciente y político, porque sólo así estará en grado de terminar la guerra con el más grande éxito y convertirse en vivo escudo de los intereses del pueblo. 

Pueblo albanés:
Tú mismo debes recoger los frutos de tu heroica lucha, porque a ti te pertenecen, los has pagado con tu sangre. Para no permitir que nos sean arrebatados por los bandidos, los especuladores, los intrigantes, los politiqueros embusteros y los vampiros acostumbrados a vivir a expensas, cerremos nuestras filas más fuertemente que nunca, agrupémonos en torno al Poder, al Frente, al Gobierno Democrático, y, así unidos, marcharemos hacia los objetivos deseados, que son el mejoramiento de la vida social y económica de nuestro país. 

¡Viva la Albania libre y democrática!
¡Viva el pueblo albanés!

Notas:
[1] Ismail Qemali (nació en 1844), diplomático, político, patriota y combatiente indoblegable por la libertad de Albania. El 28 de noviembre de 1912 izó la bandera de la independencia de Vlora y encabezó el primer gobierno albanés. Murió envenenado por los imperialistas italianos en 1919. Héroe del pueblo.
[2] Shkodra, ciudad al noroeste del país, fue liberada un día más tarde, el 29 de noviembre de 1944, fecha que marcó la completa liberación de Albania.
[3] No obstante los esfuerzos de los gobiernos inglés y norteamericano por sabotear nuestra Lucha de Liberación Nacional, la guerra de los ejércitos inglés y norteamericano contra el fascismo y el nazismo, independientemente de los fines que perseguían sus gobiernos, contribuía a la aceleración de la victoria de nuestro pueblo.
[4] Inmediatamente después de la liberación de Albania, por decisión del CC del PCA y en cumplimiento de la orden del Comandante en Jefe, camarada Enver Hoxha, las divisiones V y VI del Ejército de Liberación Nacional Albanés siguieron en persecución de las tropas hitlerianas en Yugoslavia. Los combatientes albaneses, hombro a hombro con los yugoslavos, lucharon contra las hordas nazis y, en diciembre de 1944 y en los meses de enero y febrero de 1945, liberaron conjuntamente con las formaciones del Ejército de Liberación Nacional Yugoslavo, Montenegro, Sanxhak y la parte meridional de Bosnia y Herzegovina.
[5] Durante la Segunda Guerra Mundial, instrumento del imperialismo inglés, chovinista acérrimo.

Obras Escogidas t. 1, páginas 427-437, Casa Editora “8 Nentori”, Tirana, 1974

martes, 27 de noviembre de 2012

Características de la Lucha Antifascista de Liberación Nacional del pueblo albanés

El 28 de noviembre se recuerda el 68º aniversario de la liberación nacional y la victoria de la revolución popular de Albania. El presente artículo fue publicado en 1985, fue escrito por Sotir Manushi de la Escuela Superior «V. I. Lenin» del Partido del Trabajo de Albania y señala las características principales de la lucha de liberación del pueblo albanés: su transformación en revolución democrática popular nacida de la lucha contra la ocupación fascista, la creación del poder popular en el proceso de esa lucha, el papel del frente como expresión de la unidad del pueblo albanés bajo la dirección de la clase obrera, la formación del ejército revolucionario, la transformación de la revolución democrática en revolución socialista, y la dirección única e indivisible del Partido Comunista de Albania.

EL PUEBLO ALBANÉS FUE DE LOS PRIMEROS EN OPONER UNA RESISTENCIA ARMADA A LA AGRESIÓN, EN CONDICIONES EXTREMADAMENTE DIFÍCILES Y COMPLICADAS, CUANDO FUE TRAICIONADO POR LAS CLASES DOMINANTES Y PRIVADO DE TODO APOYO Y AYUDA EXTERIOR.
EL PUEBLO ALBANÉS INICIO SU LUCHA CONTRA LOS OCUPANTES FASCISTAS ANTES DEL ESTALLIDO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. PERO ESTA LUCHA ENTRÓ EN UNA NUEVA Y SUPERIOR ETAPA, ASUMIÓ UN CARÁCTER ORGANIZADO A ESCALA NACIONAL Y TUVO SU PLATAFORMA CLARA, SÓLO DESPUÉS DE LA CREACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE ALBANIA, EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1941. LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO FUE UN HITO EN LA HISTORIA DEL PUEBLO ALBANÉS, QUE TUVO EN EL PARTIDO UN LIDERAZGO CONFIABLE, LEAL Y REVOLUCIONARIO. ESTE ACONTECIMIENTO MARCÓ UN VERDADERO CAMBIO EN LA LUCHA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
 
Naturalmente, la Lucha Antifascista de Liberación Nacional de todos los pueblos que sufrieron la ocupación fascista constituyó un proceso revolucionario único, dirigido contra los mismos enemigos, con el objetivo lograr la liberación nacional de la esclavitud fascista y el establecimiento del orden democrático popular para las masas trabajadoras. Precisamente en el contexto de este proceso revolucionario único se deben buscar las características particulares de la lucha antifascista de cada país.
Sin hacer un análisis riguroso de lo general y lo particular de cada país, es imposible llegar a conclusiones correctas y multilaterales. Varios autores extranjeros han llevado a cabo estudios que son deficientes en este aspecto. Con este espíritu, recientemente, fue organizado un debate sobre las revoluciones sociales de los años 40 del siglo XX. Los participantes en el debate plantearon problemas que están en contradicción con la realidad de nuestro país. En una crítica a esta manera de abordar nuestra realidad, el camarada Enver Hoxha, líder de la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés, ha señalado: «Al describir las características generales de nuestra revolución democrática popular, no señalan, por ejemplo, la forma original en que se llevó a cabo esta revolución en nuestro país, que sin duda se desarrolló de una manera diferente a la revolución, digamos, en Checoslovaquia, Rumania o Hungría».[1]
Las características de la Lucha Antifascista de Liberación Nacional del pueblo albanés estaban determinadas por las condiciones objetivas y subjetivas, internas y externas.
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La Lucha Antifascista de Liberación Nacional del pueblo albanés se transformó en una revolución democrática popular antiimperialista. Esto constituye la característica fundamental de esta lucha. Esta revolución fue relativamente larga, un proceso ininterrumpido que, en su continuidad, llevó a cabo una serie de transformaciones políticas cada vez más radicales, que crearon las premisas para las transformaciones socioeconómicas de la vida del país.
La lucha contra los ocupantes fascistas no sobrepasó, en ningún momento, los límites de la Lucha de Liberación Nacional. Sin embargo, la situación objetivamente creada y, en particular, la profunda diferenciación social que siguió a la lucha por la liberación del país pusieron a la orden del día la necesidad de transformaciones sociopolíticas radicales. Esto no quiere decir que la plataforma adoptada al inicio de la resistencia antifascista organizada fuera modificada. El enemigo principal, hasta el final de la guerra, siguió siendo el invasor extranjero. En consecuencia, la lucha contra los ocupantes extranjeros fue siempre la prioridad número uno.
En la historiografía burguesa occidental ha ganado popularidad la tesis que sostiene que durante el curso de la Segunda Guerra Mundial, en Albania prevaleció la guerra civil entre el Movimiento de Liberación Nacional y las organizaciones reaccionarias Balli Kombëtar y Legaliteti. Ya desde la época de la guerra, el líder del pueblo albanés, camarada Enver Hoxha, rechazó esta tesis. Él remarcó: «No hay peleas internas y menos una guerra civil en Albania. Sólo hay una disputa y una guerra: la guerra contra el ocupante, en primer lugar, y en contra de los colaboracionistas traidores». [2]
El Frente de Liberación Nacional de Albania siempre estuvo en contra de la lucha fratricida y en contra de la transformación de la Lucha de Liberación Nacional en guerra civil.
Es obvio que en el momento en que nuestro país languidecía bajo la bota fascista, era necesario, más que nunca, unir y movilizar a todo el pueblo albanés en la lucha contra los ocupantes, que utilizaron todos los medios imaginables para fomentar una guerra fratricida con el fin de dividir la unidad del pueblo en el Frente de Liberación Nacional y, en consecuencia, liquidar el Movimiento de Liberación Nacional. Los terratenientes reaccionarios y la burguesía también estuvieron interesados en el desencadenamiento de una guerra civil, porque veían en la Lucha de Liberación Nacional y en su transformación en una revolución popular, el final de su dominación. Por eso, hicieron causa común con los ocupantes alemanes contra el Frente de Liberación Nacional. Para ellos, el enemigo principal era el Frente de Liberación Nacional y no los ocupantes. El camarada Enver Hoxha explica: «Para la reacción y sus organizaciones traidoras, la contradicción principal era con el Partido Comunista y el Frente de Liberación Nacional. Ellos convirtieron esta contradicción en contradicción antagónica, atacándonos con las armas en acciones conjuntas con los ocupantes... en un momento en que el Frente de Liberación Nacional hacía todo lo posible para no permitir que las contradicciones con el Balli Kombëtar y Legaliteti se convirtieran en contradicciones antagónicas.»[3] En esas circunstancias, nuestra Lucha de Liberación Nacional se dirigió no sólo contra el enemigo exterior sino también contra el enemigo local. Se llevó a cabo y se dirigió contra ambos enemigos. Para alcanzar la victoria, se tuvo que combatir a ambas partes, que estaban inextricablemente unidas.
Sin embargo, esto no lleva necesariamente a la conclusión de que la lucha del Frente de Liberación Nacional contra el Balli Kombëtar y Legaliteti fuera una guerra civil, a pesar del hecho de que contenía los elementos de esta guerra, tanto en su contenido como en su forma.
La lucha del Frente de Liberación Nacional contra las organizaciones traidoras que colaboraron con el ocupante, no puede ser calificada de guerra civil, ya que no constituyó una guerra en sí misma, sino que formó parte de la guerra contra los ocupantes. El Frente de Liberación Nacional luchó contra los terratenientes y la burguesía reaccionaria, no porque fueran clases explotadoras sino porque eran colaboradores e instrumentos en manos de los ocupantes. El Partido Comunista de Albania nunca lanzó consignas para la guerra contra los terratenientes y la burguesía.
De esta manera, hasta el final de la guerra, los principales enemigos fueron los ocupantes fascistas, y el esfuerzo principal de la guerra estuvo dirigido contra ellos, mientras que la lucha contra los terratenientes y la burguesía estuvo subordinada a la lucha contra los enemigos extranjeros. Por tal motivo, es evidente que la lucha contra el Balli Kombëtar, Legaliteti y otras fuerzas y agrupaciones reaccionarias, no puede ser considerada como una guerra civil.
El hecho de que las clases reaccionarias se aliaran con los invasores y fueran destruidas junto a ellos es un factor objetivo importante que favoreció la transformación de la Lucha de Liberación Nacional en una revolución popular en Albania.
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Otra característica importante de la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés consiste en las formas originales que se siguieron para el establecimiento del Poder popular en Albania. La cuestión del Poder, señaló Lenin, es la cuestión más importante de toda revolución. La Lucha Antifascista de Liberación Nacional, como revolución popular, también planteó y resolvió este problema, salvo que en las circunstancias concretas en que se libró nuestra lucha no podía ser la única cuestión importante de la revolución, separada de la cuestión de la liberación nacional. Por eso, el objetivo estratégico de la Lucha de Liberación Nacional en Albania exigía la solución de dos grandes tareas: la liberación nacional y el establecimiento del Poder popular. En Albania, la cuestión del Poder no se resolvió a través de una acción inmediata, sino gradualmente, a través de algunas etapas. El nuevo Estado albanés nació en 1942 y pasó por un proceso dialéctico de crecimiento, desarrollo y fortalecimiento, hasta su triunfo. Las nuevas situaciones que se crearon durante la guerra pusieron a la orden del día el fortalecimiento del Poder de los consejos de liberación nacional como el único Poder popular legítimo en Albania. «El fortalecimiento de los consejos de liberación nacional significa el fortalecimiento de nuestra lucha, significa acercarnos más a la liberación de nuestro pueblo y nuestra Patria.» [4] Y esto es comprensible. Las tareas de los consejos de liberación nacional en ese momento no podían separarse de las tareas de la lucha armada y, de hecho, no podían resolverse sin un Estado revolucionario. Por estas razones, el establecimiento del Poder popular era una condición necesaria para el desarrollo exitoso de la Lucha de Liberación Nacional.
El Poder popular en Albania no se estableció de forma pacífica, sino con métodos revolucionarios. No fue el resultado de injertos en el Estado terrateniente-burgués o combinaciones con ese Estado, sino un Estado completamente nuevo. Por tal razón, se libró una lucha de vida o muerte sobre la cuestión del Poder del Estado, entre el Frente de Liberación Nacional, por un lado, y los ocupantes y sus colaboradores, por el otro.
Pasando luego a una etapa superior, se creó el nuevo Estado democrático popular en el Primer Congreso de Liberación Nacional, que se celebró en Përmet, en mayo 1944. Con las decisiones de este Congreso y del Consejo Antifascista de Liberación Nacional que surgió de este Congreso, se resolvió en general la cuestión del Poder del Estado. Esto no quiere decir, por supuesto, que la cuestión del Poder en Albania se resolvió definitivamente con las decisiones de este Congreso. En primer lugar, se resolvió a través de la lucha armada que libró el pueblo albanés contra los ocupantes fascistas y los traidores al país. Por tal motivo, las decisiones del Congreso de Përmet no pueden considerarse separadas de la guerra revolucionaria que libró nuestro pueblo hasta que llegara el momento propicio para la convocatoria del Congreso de Përmet. En el marco de esta guerra, destaca la gran importancia de estas decisiones que coronaron con éxito los esfuerzos del pueblo albanés para la creación del nuevo Poder estatal.
La creación del Estado de democracia popular en Albania marcó, de hecho, la liquidación de la monarquía. La tesis de que la monarquía se mantuvo en el poder en Albania hasta el 11 de enero 1946, cuando se proclamó la República Popular de Albania, es totalmente infundada. La Lucha Antifascista de Liberación Nacional, su transformación en una profunda revolución popular, la creación del Poder popular revolucionario de los consejos de liberación nacional, etc., todo esto no formaba parte de la naturaleza de la monarquía. Es comprensible que en la época de la Lucha de Liberación Nacional, cuando la liberación nacional se planteaba como una cuestión de importancia fundamental, de la que dependía la solución de otras tareas, y cuando en la lucha por alcanzar este objetivo, se requería la participación de todas las fuerzas antifascistas del país, sin distinción de clases y convicciones políticas, sin excluir de esta lucha incluso aquellos estratos con ligeras opiniones monárquicas, el Frente de Liberación Nacional consideró que lo único correcto era dejar que el pueblo decidiera sobre la forma de gobierno después de la Liberación. Fue precisamente a partir de estas consideraciones que el Congreso de Përmet decidió no proclamar al país una República en el acto. Pero nadie puede negar el hecho de que este Congreso adoptó una postura definida hacia la futura forma de gobierno. Se condenó con firmeza el régimen monárquico de Zog, exigiendo que «no se debe permitir que se repita».
De esta manera, el Congreso de Përmet condenó a la monarquía, por un lado, y tuvo en cuenta las situaciones internas y externas del momento, por el otro.
Sin embargo, el hecho de que el Congreso de Përmet no liquidara de forma explícita la monarquía y no proclamara la República, no significa, como se afirma, que se mantuviera la monarquía. La monarquía fue sostenida por los ocupantes y las clases reaccionarias del país. La lucha del pueblo albanés contra ellos estaba impregnada hasta la médula por tendencias y convicciones antimonárquicas. La revolución popular no era sólo una revolución democrática antiimperialista sino también una revolución antimonárquica. Por lo tanto, estamos justificados para llegar a la conclusión de que al condenar a la monarquía, el Congreso de Përmet la liquidó no sólo de facto sino también de iure, y creó el nuevo Estado que era una república en la forma, aunque esto, por las razones que hemos mencionado anteriormente, no se hizo explícito en ninguno de los actos del nuevo Estado.
Que nuestro nuevo Estado era una república en forma desde el Congreso de Përmet, se puede ver también en las funciones y las tareas que el Consejo Antifascista de Liberación Nacional confirió al Comité Permanente que representaba al Consejo entre las sesiones. Precisamente, fue el Comité Permanente del Consejo Antifascista de Liberación Nacional quien llevó a cabo las funciones de cabeza del Estado, funciones que años después se otorgaron al Presídium de la Asamblea Popular.
La proclamación de la República Popular de Albania, el 11 de enero de 1946, por la Asamblea Constituyente, legitimó una situación que existía de hecho, incluso en el período de la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés.
De esta manera, en el curso de la guerra, sin esperar el final de la guerra, el Estado de los ocupantes fascistas y la burguesía terrateniente fue demolido, creándose en su lugar el nuevo Estado democrático de los consejos de liberación nacional. Cuando se crearon las condiciones necesarias, se formó el Gobierno Democrático y se construyó el nuevo Estado albanés de democracia popular de acuerdo con la voluntad del pueblo.
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Junto con la solución de la cuestión del poder en Albania, las otras formas de organización y lucha –el Frente de Liberación Nacional y la insurrección armada– también se definieron de forma original en la época de la Lucha de Liberación Nacional. El Frente de Liberación Nacional fue creado y fortalecido en el fragor de la lucha contra los ocupantes fascistas y los traidores al país, sobre la base de la plataforma revolucionaria antifascista que se aprobó en la Conferencia de Peza, en septiembre de 1942.
La unión del pueblo albanés en el Frente de Liberación Nacional fue una unión voluntaria, directa, de las masas del pueblo, y no una coalición de partidos y organizaciones políticas. El único partido político en el Frente, el Partido Comunista de Albania, fue el líder y el artífice de esta unión.
Por consiguiente, esta unidad en la Lucha de Liberación Nacional se logró desde abajo, por las amplias masas del pueblo. Esto, desde luego, no significa que no se hizo ningún esfuerzo para movilizar y unir a todas las tendencias antifascistas políticas desde arriba.
La experiencia de la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés demuestra que la unidad que se realiza directamente desde abajo, por las masas del pueblo, y que tiene una dirección revolucionaria única, es siempre una unidad fuerte y estable, vital para el presente y para el futuro de la revolución.
La unión del pueblo albanés en el Frente de Liberación Nacional fue la unión organizada de las grandes masas del pueblo trabajador de Albania. La dirección única e indivisible del Partido Comunista de Albania le dio a la unión del pueblo en el Frente de Liberación Nacional su perfecta organización, su carácter profundamente revolucionario y combativo, y materializó el papel dirigente de la clase obrera y la alianza inquebrantable de esta clase con el campesinado, el cimiento de acero de esta unidad; le dio la elevada conciencia política de las masas insurgentes, la organización sólida de las masas, y por último garantizó la victoria del pueblo.
La organización de la lucha armada requirió también la formación de las fuerzas armadas, la formación del Ejército de Liberación Nacional. Sin la creación de un verdadero ejército popular, la insurrección armada general era inconcebible.
La necesidad de la creación del Ejército de Liberación Nacional, como un ejército revolucionario popular regular, fue dictada por las grandes tareas estratégicas que enfrentó el pueblo albanés en la época de la guerra. Con este ejército se liberaría completamente el país con sus propias fuerzas, se conquistaría la independencia nacional y se establecería el Poder estatal democrático popular. Sin duda alguna este ejército se convertiría en el soporte militar del nuevo Estado. La experiencia internacional ha demostrado que no hay Estado, incluyendo el Estado revolucionario, que pueda sostenerse sobre sus pies sin su apoyo armado.
Tanto en la creación como en el crecimiento y fortalecimiento del Ejército de Liberación Nacional, se aplicó de manera consciente el principio de basarse en las propias fuerzas. Sólo de esta forma fue posible garantizar el triunfo de la insurrección y la revolución popular.
Todos los problemas principales de la lucha armada popular, tales como la formación de los cuadros político-militares, el equipamiento del ejército y el pueblo insurgente, el suministro de armas, municiones, ropa y alimentos para los combatientes, fueron resueltos sobre la base de este principio fundamental.
El Ejército de Liberación Nacional, con más de 70 mil combatientes, fuertemente apoyados por el pueblo, bajo la dirección del Partido Comunista de Albania, llevó a cabo su misión histórica con éxito. Expulsó del territorio albanés a las fuerzas de ocupación, destruyó el viejo orden político y todas las fuerzas y organizaciones reaccionarias que habían hecho causa común con los ocupantes, y se convirtió en el escudo que defendió el Estado de reciente creación.
La solución simultánea de tres tareas: la unidad del pueblo en el Frente de Liberación Nacional; la organización de la insurrección general armada del pueblo y la creación del Ejército de Liberación Nacional regular; la destrucción del Estado político de los ocupantes y las clases terrateniente-burguesas, y el establecimiento del nuevo Poder estatal de los consejos de liberación nacional; constituyeron los factores decisivos para el triunfo de la revolución. De no haberse resuelto sólo una de estas tareas se pudo haber puesto en peligro el triunfo de la revolución.
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Finalmente, una de las características de la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés consiste también en el hecho de que, con la completa liberación del país, la revolución democrática antiimperialista se transformó en revolución socialista.
El pueblo albanés, dirigido por la clase obrera y el Partido Comunista, ganó la batalla política decisiva contra las clases explotadoras en las condiciones de la lucha de liberación contra los ocupantes y traidores.
Esta lucha se transformó sin interrupción en una revolución socialista a causa de las fuerzas que la motivaron, del liderazgo y la dirección del desarrollo que siguió objetivamente.
La nueva situación creada en Albania después del Congreso de Përmet, en los meses previos a la liberación, como consecuencia de las sucesivas victorias del Movimiento de Liberación Nacional contra los ocupantes y sus colaboradores y la derrota del Estado reaccionario y de las fuerzas organizadas de las clases explotadoras, preparó el terreno para la transición hacia la revolución socialista después de la liberación del país.
La experiencia de nuestro país demuestra que el Estado socialista puede surgir directamente de la lucha de liberación nacional. Esto es algo nuevo en la teoría y la práctica de la revolución. De esta forma, aunque nuestra revolución popular se llevó a cabo en el marco de las tareas de liberación nacional, antiimperialistas, antifascistas y antifeudales, abrió el camino para su propia transformación en revolución socialista y para la construcción del socialismo en el país.
Nuestra nueva historiografía considera que la tesis de que la orientación de la revolución socialista en Albania se proclamó en febrero de 1946, es totalmente infundada. Esta tesis confunde dos conceptos diferentes: el concepto de la profundización de la revolución y la construcción socialistas con el concepto de la orientación para la revolución socialista. No febrero de 1946, sino la liberación completa del país y el establecimiento del Poder popular, el Estado de la clase obrera dirigida por el Partido Comunista, puede considerarse generalmente como la línea de transición de la revolución democrática en revolución socialista.
En nuestro país, la primera etapa de la revolución preparó las condiciones para emprender la segunda etapa, mientras que la segunda etapa consistió en el desarrollo de la primera etapa de la revolución. La primera etapa concluyó con la liberación de Albania, e inmediatamente después de esto, se inició la segunda etapa, la etapa de la revolución socialista.
Nuestra nueva historiografía considera que la tesis de que el Estado democrático popular en Albania en el primer período posterior a la liberación del país no era un Estado socialista porque, en ese momento, predominaron las medidas democráticas burguesas, es totalmente inaceptable. La realización de las reformas de carácter democrático antes de las de carácter socialista, de ninguna manera niega el carácter socialista de la revolución y del Poder popular. La experiencia actual ha demostrado que la realización de las tareas democrático-burguesas es una premisa absoluta para la realización de las tareas socialistas. Esto se vio claramente también en la experiencia de la Revolución Socialista de Octubre. En el primer período después de su triunfo, prevalecieron las tareas democráticas. Sólo la revolución socialista puede llevar las tareas democrático-burguesas hasta el final.
El hecho de que el carácter del Estado en Albania no cambiara durante las reformas que se llevaron a cabo, ya fueran de carácter democrático o socialista, muestra claramente que nuestro Estado fue, desde el principio, una dictadura del proletariado, que nació en la Lucha de Liberación Nacional y la revolución popular que el pueblo albanés llevó a cabo. 

Notas:
1 Enver Hoxha, Obras Completas, vol. 14, p. 29, edición albanesa.
2 Enver Hoxha, Obras Completas, vol. 2, p. 273, edición albanesa.
3 Enver Hoxha, Informes y Discursos 1967-1968, Tirana 1969, pp. 164-165.
4 Enver Hoxha, Obras Completas, vol. 2, p. 20, edición albanesa.
 
Fuente: Albania Hoy, nº 2, 1985
Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Ykv. Pk.