jueves, 7 de noviembre de 2013

Los días de Octubre en Moscú - Parte 1

A diferencia de lo usual, de contar o celebrar la revolución de Octubre en Petrogrado, la cuna de la revolución, en esta oportunidad queremos conmemorar el 96º aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, contando una breve historia de la revolución de Octubre en Moscú, en 1917. Reproduciremos, en partes, el folleto del historiador soviético I. Mintz.
 
 
 
 
 
Primera entrega
 

Los días de Octubre en Moscú
La lucha por el poder en 1917
I. Mintz
(1941) 

 
Las comunicaciones entre Petrogrado y Moscú estuvieron cortadas todo el 24 de octubre de 1917. Nadie sabía lo que estaba pasando en la capital [Petrogrado]. Fuera, se propalaba toda clase de rumores, cada una más alarmante y fantástica que la anterior. La gente en las calles, empapada por la lluvia, se pasaba una a otra las noticias del siniestro decreto del coronel Ryabtsev, el oficial al mando del Área Militar de Moscú. En respuesta a los rumores de que “alguien, en algún lugar, está de alguna forma amenazando el Área de Moscú, en particular la ciudad de Moscú”, el comandante del Área Militar de Moscú declaraba: 

“No se tolerará disturbios ni anarquía. En Moscú, en especial, serán suprimidos sin piedad por las tropas leales a la revolución y al pueblo. Las fuerzas a nuestra disposición son bastante adecuadas para este fin.” 

Recién en la mañana del 25 de octubre, por instrucciones del Comité Central del Partido Bolchevique, se realizó una llamada desde Petrogrado al Soviet de Moscú. Se había programado una reunión conjunta del Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados Obreros de Moscú y el Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados de Soldados de Moscú (en Moscú esos soviets estaban separados), pero el pleno todavía no se había iniciado. Sólo la fracción bolchevique se encontraba presente. 

Moscú se entera de la insurrección en Petrogrado 

Vedernikov, el comandante de los Guardias Rojos de Moscú respondió el teléfono y tomó nota del siguiente mensaje de Petrogrado: 

“Anoche, el Comité Militar Revolucionario ocupó las estaciones de ferrocarriles, el Banco del Estado y las oficinas de correos y telégrafos. El Palacio de Invierno está siendo tomado en estos momentos. El gobierno ha sido depuesto. El Congreso de los Soviets se inicia hoy a las 5 en punto.  

“Nogin está yendo para Moscú esta noche. 

“La revolución se ha realizado de una forma perfectamente pacífica. No se ha derramado ni una sola gota de sangre. Todas las tropas están del lado del Comité Militar Revolucionario.” 

Una vez recibido el mensaje, Vedernikov se dirigió apresurado del Soviet de Moscú al Hotel Dresden, donde tenía su sede el Comité de Moscú del Partido Bolchevique. Ahí todavía no se sabía nada de los acontecimientos en Petrogrado. Se sabía que Petrogrado estaba preparando la insurrección, y se tenían instrucciones sobre qué hacer en el momento de la insurrección. Se sabía que el 19 de octubre, las tropas de Kerensky habían aplastado el Soviet en Kaluga y que el mismo destino amenazaba a otros doce soviets, incluido el Soviet de Moscú. 

Con las impresiones de los sucesos de Kaluga aún frescas en las mentes, el Comité de Moscú había estado discutiendo la cuestión de formar centros de combate, pero hasta entonces no se había dicho nada sobre una acción inmediata. Se había decidido organizar un centro de combate del Soviet, compuesto de siete personas, y se había ordenado a la fracción bolchevique que se asegure de que en la reunión conjunta de los Soviets se apruebe una moción con ese propósito. Después, el Comité de Moscú abordó la cuestión de crear un centro de combate del Partido, que incluiría a dos representantes del Comité Regional del Partido, dos del Comité de Moscú, uno del Comité del Área de Moscú y, además, un representante de los sindicatos y otro de la Organización Militar del Comité de Moscú del Partido. 

Apenas había terminado la discusión sobre esta cuestión, cuando Vedernikov irrumpió con el mensaje acerca de los sucesos de Petrogrado. 

¿Qué hacer? El centro de combate del Soviet todavía no se había creado, el pleno de los dos Soviets recién se reuniría a las 3 de la tarde, y se tenía que pasar a la acción inmediatamente. El Comité de Moscú del Partido, en consecuencia, emitió las primeras órdenes necesarias bajo su propio nombre. El mensaje telefónico Nº 1 fue comunicado a los diferentes distritos: 

“En San Petersburgo, la lucha por el poder ha comenzado. El gobierno está resistiendo. San Petersburgo está en manos del centro revolucionario. Los Soviets de Diputados de Obreros y de Soldados están tomando medidas. Los destacamentos de combate locales deben ponerse en disposición sin demora. Sólo se realizarán acciones bajo instrucciones del centro. Se deben hacer los arreglos para que los miembros del Comité Ejecutivo estén en funciones día y noche…” 

Al mismo tiempo, se envió otro mensaje telefónico a los destacamentos en bicicleta para que envíen inmediatamente hombres, tres ametralladoras y un camión al Soviet de Moscú, y además cien ciclistas para hacer guardia en el Museo Politécnico, donde se iba a realizar la reunión conjunta de los Soviets que había sido programada. 

Vedernikov recibió la siguiente orden escrita: 

“El Comité de Moscú, el Comité regional, el Comité de Area y la Organización Militar del Comité de Moscú del POSDR comisiona al camarada Vedernikov… a que adopte las medidas necesarias para que las tropas revolucionarias ocupen la oficina de telégrafos, la central telefónica y la oficina de correos, con el fin de resguardarlas.” 

Recibidas esas órdenes, Vedernikov se dirigió rápidamente a los cuarteles del 56º Regimiento. El Cuartel General del Regimiento y dos batallones se encontraban en el Cuartel Pokrovsky; el 1er. Batallón y la 8va. Compañía estaban estacionados en el Kremlin; y el resto de compañías del 2º Batallón estaba en el Distrito Zamoskvorechye. 

Los conciliadores tratan de impedir la acción armada 

En el Cuartel de Regimientos, Vedernikov se encontró con una reunión en curso del comité del regimiento. Se interrumpió la reunión y Vedernikov informó acerca de los acontecimientos en Petrogrado. Los oficiales en el comité de regimiento hablaron contra la acción inmediata y exigieron que se continúe con la reunión. Pero los miembros de base del comité abandonaron la reunión y corrieron a despertar a los hombres. 

Quince minutos después, dos compañías –la 11ª y la 13ª– salieran en carrera por las puertas del cuartel. Los hombres ocuparon la oficina de correos y telégrafos en la esquina de Myasnitskaya Ulitsa y la avenida, y también la central telefónica de larga distancia que se encontraba en las cercanías. Una vez hecho esto, consideraron que la decisión del Comité de Moscú había sido cumplida. No hicieron el intento de ocupar la central telefónica que estaba a la vuelta de la esquina, en Milyutinsky Pereulok, que más tarde en la noche fue ocupada por los junkers. Pero eso no fue todo. En la oficina de correos y telégrafos, se montó guardia sólo fuera de las instalaciones; nadie ingresó al edificio. Sin nadie que controlara, los telegrafistas retenían los telegramas de los bolcheviques, mientras transmitían libremente los de los contrarrevolucionarios. 

Mientras los soldados se dirigían rápidamente a la oficina de telégrafos, las distintas fracciones de ambos Comités Ejecutivos, incluyendo los bolcheviques, empezaron a reunirse en el Soviet de Moscú. Los representantes de la fracción elaboraron un proyecto de resolución sobre la cuestión del poder, a ser presentada en el pleno. Prácticamente, sin discusión, se aprobó por unanimidad una resolución sobre la organización de un órgano democrático de poder gubernamental que incluiría a los representantes de los Soviets, de los Zemstvo, de la Duma municipal, el estado mayor del ejército del Área, de los obreros postales y ferrocarrileros. Los representantes del Soviet de Moscú que seguían la línea traidora de Zinoviev y Kámenev, no protestaron contra la propuesta de formar un gobierno de coalición que incluía a todos los partidos: desde socialista-revolucionarios hasta mencheviques. 

El pleno del Soviet de Moscú se inició a las 6 de la tarde en el Museo Politécnico. Se presentó un informe sobre los sucesos de Petrogrado, después del cual, los socialista-revolucionarios y los mencheviques hicieron uso de la palabra. Ellos vociferaban que los bolcheviques tenían información falsa, que las cosas en Petrogrado estaban lejos de haber terminado. Como prueba citaban la “información confiable” del coronel Ryabtsev, que en su orden del 25 de octubre había declarado:

“Circulan rumores en la ciudad de que la autoridad suprema de gobierno en Petrogrado ha sido arrestada. De acuerdo a información confiable, disponible en el cuartel general, esos informes son una completa falsificación y obviamente son de carácter provocativo.”

Después de un prologado y estruendoso debate, el pleno rechazó la resolución de los conciliadores y aprobó la moción de los bolcheviques para organizar el Comité Militar Revolucionario. Siete personas fueron elegidas para integrar este Comité: cuatro bolcheviques y tres representantes de los socialista-revolucionarios y mencheviques. Los socialista-revolucionarios, sin embargo, se negaron a participar en el Comité Militar Revolucionario; los mencheviques aceptaron hacerlo. 

Mientras se realizaban estos debates en el Soviet y se discutían candidatos, el Alcalde de la ciudad, el socialista-revolucionario Rudnev, recibió una llamada telefónica de Petrogrado. La central telefónica de Petrogrado estaba en manos de los bolcheviques. Un soldado armado estaba detrás de cada operador telefónico. Pero las telefonistas se las arreglaron para engañar a los inexpertos guardias y pasaban las llamadas que ellas querían. De esta forma lograron conectar al menchevique Nikitin, Ministro de Comunicaciones Telegráficas y Postales, que llamaba desde el Palacio de Invierno, todavía en manos del gobierno, con Rudnev. Nikitin le dijo a Rudnev que se había presentado un ultimátum al Gobierno Provisional exigiendo su rendición. Se les había dado veinte minutos para dar su respuesta. Después de consultar con los Cuarteles Generales, el gobierno había decidido no dar respuesta. Se le encomendaba a Rudnev organizar un nuevo gobierno, en caso de que el Gobierno Provisional fuera arrestado. Se pedía a Moscú que tomara todas las medidas para ayudar a Petrogrado. 

Esa noche, alrededor de las 9, después de su conversación telefónica, Rudnev –que ya se imaginaba como cabeza del nuevo gobierno– convocó a una reunión de la Duma municipal. Después de que Rudnev relatara su conversación con Petrogrado, la Duma escuchó el informe del Cuartel General del Estado Mayor del Área de Moscú. El coronel Ryabtsev le dijo a la asamblea que el sentimiento entre las tropas no era el mejor, pero que todavía había esperanza de un apoyo adecuado. A sugerencia de Rudnev, se eligió un “Comité de Seguridad Pública” para combatir la insurrección bolchevique. Este comité incluía a miembros de todos los partidos burgueses, socialista-revolucionarios y mencheviques. Así, los mencheviques formaban parte tanto del Comité Militar Revolucionario como del “Comité de Seguridad Pública”. 

La primera cosa que hizo el “Comité de Seguridad Pública” fue enviar telegramas a todas las Dumas municipales del país solicitando apoyo para el Gobierno Provisional. 

Además de esto, Rudnev, que también era presidente del Comité Central de la Asociación de Dumas Municipales, propuso que todas las Dumas municipales enviaran inmediatamente delegados a Moscú con vistas a realizar un Congreso de Representantes de Duma en Moscú para contrastarlo con el Segundo Congreso de los Soviets en Petrogrado. 

Cerca de la medianoche, actuando por órdenes de Ryabtsev, los junkers ocuparon las instalaciones de la Duma Municipal y la Manege; también intentaron ingresar al Kremlin, pero fueron mantenidos a raya por los soldados en guardia ahí. 

El Comité Militar Revolucionario entra en acción 

Al mismo tiempo que el “Comité de Seguridad Pública” empezaba a funcionar, el recién elegido Comité Militar Revolucionario también entraba en acción. Poco después de la medianoche, este comité salió del Museo Politécnico y se instaló en la sede del Soviet de Moscú. Los mencheviques del Comité Militar Revolucionario hicieron todo lo posible para obstruir su trabajo: hacían interpelaciones interminables, protestaban contra todas las decisiones, llamaban en todo momento a la Duma municipal e informaban toda suerte de rumores fantásticos, y, además, amenazaban constantemente con renunciar. Se perdió mucho tiempo valioso hablándoles y respondiendo sus interpelaciones. No fue sino hasta muy tarde en la noche que el Comité Revolucionario finalmente tomó una serie de decisiones. Primero, se ordenó que todos los Soviets distritales de Moscú eligieran comités revolucionarios. Tan pronto como estos comités fueran elegidos, debían considerar qué edificios e instituciones del gobierno en el distrito deberían ser tomados, y decidir que unidades lo harían. Segundo, ordenó a los soldados del 56º Regimiento que ocuparan el Banco del Estado. Tercero, cerrar todos los periódicos burgueses, para lo cual se iba a llamar a destacamentos en bicicleta al Soviet de Moscú. 

También se instruyó que la Guarnición de Moscú no cumpliera órdenes que no tuvieran la aprobación del Comité Militar Revolucionario. 

El problema principal que tenía ante sí el Comité Militar Revolucionario concernía a la adquisición de armas. Las llamadas telefónicas procedentes de varios distritos seguían entrando preguntando sobre la expedición de armas. Los soldados llegaban al Soviet de Moscú pidiendo armas. Ryabtsev había desarmado providencialmente  y con anticipación la guarnición, y el Comité de Moscú del Partido Bolchevique no había acopiado ninguna arma. 

Alguien informó que en el arsenal del Kremlin había un abundante suministro de rifles y ametralladoras. Cinco compañías del 56º Regimiento estaban estacionadas ahí, pero el Comité Militar Revolucionario decidió enviar tropas adicionales, que eran leales a la revolución. Eligieron para eso al 193er. Regimiento que estaba alojado en el Cuartel Jamovniky. Al amanecer, la compañía ingresó al Kremlin, recibió las armas y apostó centinelas. Luego, se dijo a los Soviets distritales que enviaran camiones para recoger armas. 

Esa misma noche del 25 de octubre, comenzaron a formarse comités militares revolucionarios en todos los distritos de Moscú. En el distrito Zamoskvorechye, el Comité Ejecutivo del Soviet distrital se reunió durante la noche y después de escuchar el informe sobre los sucesos recientes, creó un Comité Militar Revolucionario distrital. En el distrito Jamovniky se estableció un comité similar después de la medianoche. 

En la mañana del 26 de octubre, se eligió un Comité Militar Revolucionario en el distrito Sushchevsko-Marino. Se formaron comités en los distritos de Presnya, Sokolniky y Zheleznodorozhny tarde en la noche del 25 de octubre, y en otros distritos, el 26 de octubre. 

Corrían rumores en Moscú de que la insurrección estaba por empezar. La ciudad guardó silencio. Las calles, que hasta el día anterior estaban atestadas de gente, estaban empezando a verse desiertas. Las tiendas cerraron. Caía una llovizna otoñal, fría y gris. Las patrullas de la Guardia Roja aparecieron en todas las calles. 

Pero las fuerzas contrarrevolucionarias tampoco estaban inactivas. La “impasible y comercial” Moscú, el hogar de los “reyes del calicó”, los Ryabushinskys, Guchkovs y Konovalovs, hacía sido puesta desde hace mucho en oposición a la tempestuosa y revolucionaria Petrogrado. El Gobierno Provisional había estado preparando transferir su sede a Moscú, que además estaba comparativamente cerca de la región del Don, de donde se esperaba ayuda cosaca. Kerensky había hecho varios intentos de traer cosacos de la región del Don hacia Moscú, pero no tuvo éxito. Cada intento encontraba invariablemente una ola de protesta y tuvo que ser abandonado. Pero hacia fines de octubre, los contrarrevolucionarios hicieron intentos más decididos para reforzar Moscú.
 
 
Fuente: The October Days in Moscow. The Struggle for the Power in 1917, de I. Mintz, Workers Library Publishers, New York, 1941.
 
Traducido para "Crítica Marxista-Leninista" por Thiago R.