domingo, 21 de diciembre de 2014

El nombre y la obra de J.V. Stalin viven y seguirán viviendo por siglos


En diciembre de 1949, dirigentes de la mayoría de los más importantes partidos comunistas y obreros del mundo se hicieron presentes en Moscú para celebrar el 70º aniversario del nacimiento de José Stalin. Discursos y artículos en los órganos centrales de todos los partidos comunistas destacaban la grandeza y el genio del líder bolchevique. 
 
Luego del XX Congreso del PCUS, en febrero de 1956, con su feroz ataque a la figura y obra de Stalin, se generalizó la crítica fácil y antojadiza al discípulo de Lenin. En adelante, el aniversario del nacimiento de Stalin sería una fecha olvidable para los revisionistas que se apoderaron del poder en la mayoría de países socialistas y de los partidos comunistas del mundo. 
 
Sin embargo, inusitadamente, en el 80º aniversario, en 1959, muchos partidos publicaron artículos y notas sobre Stalin. No obstante, la esencia de casi todos era destacar los “errores” de Stalin, errores desde el punto de vista de los revisionistas. Los revisionistas búlgaros, por ejemplo, decían:
 
“Durante los últimos años de su vida, J.V. Stalin permitió que se produjeran serias deficiencias. El Partido y su CC leninista, bajo la iniciativa de N.S. Jruschov, expusieron el daño y las deficiencias causados por el culto a la personalidad de Stalin. Ellos libraron una enérgica lucha contra esas tendencias.
 
“El XX Congreso del PCUS aprobó el enorme trabajo realizado por el CC por restablecer las normas leninistas en la vida partidaria y desarrollar la democracia interna en el Partido.
 
“El PCB, que reconoce los méritos de J.V. Stalin como célebre marxista-leninista, aprueba cálidamente las decisiones históricas adoptadas por el XX Congreso del PCUS”. (Narodno Delo, Varna, 22 de diciembre de 1959).
 
Esto no evitaba que en algunos periódicos locales, se deslizaran reconocimientos como éste:
 
“El pueblo trabajador de Bulgaria recordará con respeto a José Stalin en el 80º aniversario de su nacimiento. Él fue un auténtico defensor de la verdad comunista y uno de los principales asistentes de Lenin. Defendió y promovió indesmayablemente los principios ideológicos y bolcheviques de Lenin. Sus libros desempeñaron un papel importante en el fortalecimiento del Partido Comunista y la difusión de las teorías marxistas”. (SeptemVriyska Pobeda, Pleven, 22 de diciembre de 1959).
 
(Ambas citas tomadas de USJPRS, Summary Of The Bulgarian Provincial Press, 17-23 December 1959, del 17 de marzo de 1960.
http://www.dtic.mil/dtic/tr/fulltext/u2/a333735.pdf
 
El órgano central del PCUS, Pravda, dictaba, a sus seguidores, la pauta de lo que debía decirse en esa fecha. El despacho desde Moscú de Associated Press, destacaba:
 
“Moscú, 21 de diciembre (AP). Pravda elogió hoy a Stalin, en el 80º aniversario de su nacimiento, al considerarle como “un leal luchador por el socialismo”. El artículo en el principal órgano de prensa del partido comunista refleja el rumbo firme hacia el restablecimiento de Stalin entre los principales portavoces de la ideología comunista. Pravda dijo que el lugar histórico de Stalin en ese sentido está asegurado. Sin embargo, la mayoría del artículo fue dedicado a criticarlo porque “sobreestimó sus propios méritos”. Este es el segundo año consecutivo que Pravda utiliza el aniversario del nacimiento de Stalin para llamar la atención de los soviéticos hacia el “destacado teórico del marxismo-leninismo”. (Tomado de Kansas City Times)
http://www.newspapers.com/newspage/55880235/)
 
También ese mismo 21 de diciembre, Renmin Ribao, órgano central del PCCh, publicó un artículo firmado por Ai Szu-chi con un título neutro, descriptivo, sin consigna: “El 80º aniversario del nacimiento de J.V. Stalin”. Lo notable del caso es que no es un artículo editorial del diario, tampoco es un pronunciamiento de algún órgano del partido, sino un artículo personal. Comienza diciendo: “Hoy es el 80º aniversario del nacimiento de José Vissariónovich Stalin, una destaca personalidad del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Estado soviético, un firme revolucionario del movimiento comunista internacional y un gran marxista-leninista”. Luego de párrafos dedicados a esbozar la biografía de Stalin y especialmente a resumir los logros del pueblo y el partido soviéticos, el autor realiza una breve evaluación de la obra de Stalin, como revolucionario, líder socialista y teórico marxista-leninista. Para luego concluir señalando que  “En sus últimos años, Stalin cometió algunos serios errores. Esos errores fueron secundarios comparados con sus grandes méritos. Las importantes enseñanzas extraídas de los errores de Stalin se han convertido hoy en una importante arma del movimiento comunista internacional…” El artículo termina con un largo párrafo sobre los avances del movimiento comunista después de la muerte de Stalin y la defensa de la Declaración de Moscú de 1957. (Véase el artículo en Peking Review nº 52,  http://www.massline.org/PekingReview/PR1959/PR1959-52.pdf)
 
Por su parte, el órgano del Partido del Trabajo de Albania, Zëri i Popullit publicó un editorial el 22 de diciembre de 1959, titulado “J.V. Stalin – Notable marxista-leninista y fiel defensor del leninismo”, conmemorando el 80º aniversario de su nacimiento. El título deja entrever la posición militante del PTA en relación con la defensa de Stalin. No hemos logrado conseguirlo, pero asumimos que no debe diferir sustancialmente del artículo que reproducimos a continuación. El siguiente artículo, publicado en diciembre de 1961, es un verdadero documento stalinista, que asume la defensa de Stalin en momentos en que nadie se atrevía a hacer frente de manera frontal y abierta a la reaccionaria “desestalinización” revisionista. En ningún artículo o discurso de ningún líder o Partido comunista se encuentra una postura tan firme en defensa de la figura y el legado de Stalin, y tampoco una denuncia marxista-leninista tan clara, rotunda y consecuente del significado de la “desestalinización”, de la “lucha contra el culto a la personalidad” y de los ataques revisionistas contra Stalin.
 
El nombre y la obra de J.V. Stalin viven
y seguirán viviendo por siglos
Zëri i Popullit
2 de noviembre de 1961

 


 
J.V. Stalin fue un fiel discípulo de Lenin, demostró grandes cualidades durante toda la historia del Partido Comunista de la Unión Soviética en la lucha por el triunfo de la gran Revolución Socialista de Octubre y por la creación del primer Estado socialista del mundo; en la lucha por la defensa de las conquistas de la revolución proletaria y del Estado soviético, contra los ataques de los enemigos internos y externos; en la lucha por el triunfo final del socialismo y la creación de las condiciones para la edificación del comunismo. Junto al gran Lenin, Stalin fue uno de los líderes de la Revolución Socialista de Octubre, uno de los fundadores del primer Estado obrero y campesino del mundo. J.V. Stalin fue y seguirá siendo una figura titánica en la historia de la humanidad, en la historia del movimiento obrero y comunista internacional y en la lucha por la liberación de los pueblos de la subyugación imperialista. Él estuvo en la primera fila de los que lucharon por la creación del partido revolucionario de nuevo tipo, y, junto a Lenin, hizo una notable contribución a la formulación de la base teórica, ideológica, organizativa y táctica del Partido Comunista soviético, forjándolo como un partido revolucionario.
 
La historia conoce a J.V. Stalin como a un indomable revolucionario, un gran teórico y un brillante organizador. Después de la muerte de Lenin, con capacidad, coraje y fidelidad al marxismo-leninismo, Stalin dirigió al Partido y al pueblo soviéticos por el camino de la construcción del socialismo bajo condiciones de cerco capitalista. Los enemigos del socialismo, los enemigos del pueblo y del Partido Comunista soviéticos, los imperialistas y los oportunistas de todos los matices, intentaron por todos los medios desviar al Partido y al pueblo soviéticos del camino leninista, dividirlos desde dentro, despojar a la clase obrera de su confianza en su propia fuerza y en la posibilidad de construir el socialismo y el comunismo. J.V. Stalin, fiel toda su vida al leninismo y al consejo de Lenin, dirigió al Partido y al pueblo en la feroz lucha contra los traidores a la causa del socialismo, en la liquidación de los trotskistas, bujarinistas, zinovievistas, nacionalistas burgueses y otros perversos enemigos, que trataron de desarmar ideológicamente al Partido, quebrantar su unidad, y destruir el régimen soviético y la revolución socialista.
 
El Partido Comunista de la Unión Soviética, dirigido por su Comité Central leninista encabezado por J.V. Stalin, siempre fiel a las enseñanzas de Lenin, trazó el monumental plan de industrialización socialista. El pueblo soviético, al realizar este colosal programa en un periodo históricamente corto, transformó a la Rusia técnicamente atrasada en una de las potencias industriales más avanzadas del mundo. Durante los planes quinquenales se creó la base sólida para la construcción del socialismo, incluyendo los gigantes de la industria, las nuevas ramas de la industria de construcción de maquinaria pesada, que desempeñaron un papel decisivo en el desarrollo integral, económico y cultural, y en el aumento de la capacidad defensiva del Estado soviético. Sin la línea leninista del Partido sobre la industrialización socialista, resueltamente aplicada por el Partido Comunista de la Unión Soviética dirigido por el brazo fuerte de J.V. Stalin, sin la lucha contra los conspiradores trotskista-bujarinistas y otros oportunistas, y sin la capacidad creadora del pueblo soviético y el poder organizativo del Estado de dictadura del proletariado, no hubiera estado asegurada la histórica victoria mundial en la Guerra Patria ni se hubieran alcanzado los actuales niveles de progreso económico, técnico y científico.
 
El Partido Comunista de la Unión Soviética, encabezado por J.V. Stalin, aplicó con éxito la política leninista de colectivización de la agricultura. La completa victoria de los koljoses garantizó el triunfo del socialismo en el campo y fortaleció la alianza de la clase obrera con el campesinado – el principio supremo de la dictadura del proletariado.
 
Bajo la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética durante los años en que estuvo encabezado por J.V. Stalin, la Unión Soviética se convirtió en el país del socialismo triunfante, se abolió de una vez por todas la explotación del hombre por el hombre, y la Unión Soviética se constituyó en ejemplo e inspiración de toda la humanidad.
 
En los días de la Gran Guerra Patria contra el fascismo –el enemigo jurado de la humanidad–, el pueblo soviético y su glorioso ejército realizaron actos de legendario heroísmo, bajo la dirección del Partido y del comandante supremo, J.V. Stalin. Stalin fue un gran líder militar, y, a la cabeza del Partido, organizó la victoria sobre el fascismo. Él estableció las tareas y condujo al pueblo y ejército soviéticos en la liberación no sólo de la patria soviética sino también de las patrias de otros pueblos que sufrían bajo el yugo fascista. Por eso, los pueblos de Europa y de todo el mundo recuerdan con agradecimiento el papel histórico decisivo del pueblo soviético, del ejército soviético y de su comandante en jefe, J.V. Stalin, en la aniquilación de la Alemania fascista y en la liberación de los pueblos sometidos.
 
Las actuales grandiosas victorias del pueblo soviético y sus magníficas perspectivas en el camino de la edificación del comunismo tienen su origen en el gran Octubre y en la sabia dirección del Partido que marchó bajo la bandera de Marx, Engels, Lenin y Stalin.
 
El camino recorrido por el pueblo soviético durante cuarentaicuatro años y el nacimiento del sistema socialista mundial están, por consiguiente, íntimamente ligados a la vida y la obra de J.V. Stalin. Estos son hechos históricos que no pueden negarse. J.V. Stalin dedicó toda su vida a la gran causa de la revolución, a la liberación de los explotados, a la felicidad de los pueblos, al socialismo y al comunismo. Por eso, el nombre de Stalin ha encontrado un lugar seguro y merecido en la historia de la humanidad, en los corazones del pueblo soviético y de los pueblos del mundo. Precisamente, por este motivo es que se ha ganado el odio de los enemigos del socialismo. No hay ni habrá fuerza en el mundo capaz de arrancar a J.V. Stalin de la historia y de los corazones de los pueblos del mundo.
 
No obstante, Jruschov impuso al XXII Congreso del PCUS la decisión de remover el féretro de Stalin del mausoleo de la Plaza Roja, donde descansaba junto a V.I. Lenin. Al hacer eso, N. Jruschov y su grupo perpetraron otro acto en el proceso de “desestalinización” iniciado en el XX Congreso. Ahora todos los oportunistas y revisionistas del mundo, todos los enemigos del marxismo-leninismo, desde Tito hasta Brandt y Spaak, desde los ideólogos del imperialismo hasta los lacayos de la socialdemocracia, están utilizando la bandera del “anti-stalinismo” en su lucha desenfrenada contra el socialismo, contra la unidad del campo socialista y el movimiento obrero internacional. Al negar y distorsionar de forma criminal el papel histórico de J.V. Stalin en la lucha del Partido y el pueblo por la causa de Lenin, N. Jruschov también está enarbolando la bandera del “anti-stalinismo”, esa bandera andrajosa y desprestigiada de los enemigos feroces del marxismo-leninismo y del socialismo. ¿Por qué N. Jruschov y su grupo están haciendo esto? Están haciéndolo a fin de ampliar sus posibilidades para la aplicación de una política antimarxista y revisionista. Es precisamente por eso por lo que los enemigos del socialismo, los imperialistas y sus lacayos, los revisionistas, han luchado toda su vida y continúan luchando con todas sus fuerzas. La lucha abierta contra J.V. Stalin es una lucha contra su inmortal obra, una lucha contra el marxismo-leninismo. N. Jruschov y su grupo, en consecuencia, están asumiendo una gran responsabilidad ante la historia, ante el pueblo soviético, ante el movimiento comunista internacional y ante todos los pueblos del mundo que aman la paz, la democracia, el socialismo y el progreso social.
 
Fuente: “The Name and the Deeds of J.V. Stalin Live and Will Continue to Live for Centuries to Come”, Zëri I Popullit, 2 de noviembre de 1961, publicado en William E. Griffith, “Albania and the Sino-Soviet Rift”, The MIT Press, Cambridge, Massachussetts, 1963. 
 
Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Inessa de la Torre.
 

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Vídeo Gloria a Stalin tomado de YouTube

domingo, 7 de diciembre de 2014

Jruschov utilizó la cuestión del culto de Stalin para destronar el leninismo y allanar el camino al revisionismo


La polémica pública entre el marxismo-leninismo y el revisionismo jruschovista-brezhnevista se inició el 17 de octubre de 1961, cuando en su discurso ante el XXII Congreso del PCUS, el cabecilla del revisionismo N.S. Jruschov criticó de forma desleal, prepotente y calumniosa al Partido del Trabajo de Albania y su dirección, tildándolos de dictadores, asesinos, agentes del imperialismo, de haberse vendido por 30 monedas y demás sandeces, distorsionando y falseando las posiciones albanesas sobre diversas cuestiones de principio, sobre cuestiones políticas y sobre la responsabilidad en el deterioro de las relaciones albano-soviéticas. De esta forma, desde la tribuna del congreso del PCUS. Jruschov reveló al mundo las discrepancias en el seno del movimiento comunista internacional. Y con las medidas que venía adoptando y adoptó desde entonces intentó ahogar la revolución socialista en Albania, impedir la edificación del socialismo en ese país.  
 
La respuesta directa del PTA no se hizo esperar. En breve un comunicado del CC del PTA del 21 de octubre de 1961 respondió “el ataque antimarxista organizado por N. Jruschov y su grupo”. A partir de entonces el PTA iba a someter a Jruschov y sus seguidores a una crítica permanente, sin cuartel, llamando a las cosas por su nombre, sin eufemismos ni referencias  veladas, poniendo los puntos sobre las íes, enarbolando la bandera de “la gran causa de Marx, Engels, Lenin y Stalin”: 
 
“Hace mucho tiempo N. Jruschov inició sus ataques contra el marxismo-leninismo, con el fin de revisar sus tesis fundamentales. Durante mucho tiempo, ha venido socavando las relaciones entre los partidos comunistas y obreros y entre los países del campo socialista. Durante mucho tiempo, ha venido complotando contra los partidos marxista-leninistas, contando con el apoyo de elementos revisionistas, y finalmente ha salido a la luz como subversor del movimiento comunista internacional” (Zëri i Popullit, El marxismo-leninismo triunfará, 1 de noviembre de 1961).  
 
El fragmento que publicamos a continuación forma parte del discurso que Enver Hoxha pronunció en los aniversarios de la revolución de Octubre y de la fundación del PTA. Como no podía ser de otro modo, Hoxha abordó en ese discurso el reciente ataque abierto de los revisionistas soviéticos y algunos puntos de la controversia entre el PTA y el PCUS. En este fragmento que publicamos aborda específicamente la cuestión de Stalin, desde una posición de defensa de principio de la figura y la obra de Stalin. A diferencia de otros defensores de Stalin, en momentos que era moneda corriente hablar de los errores del líder bolchevique, Enver Hoxha se centra en la defensa del legado del discípulo de Lenin, de su posición marxista-leninista, de su obra al frente del primer Estado socialista y de su liderazgo en la revolución proletaria mundial. Esta posición albanesa se mantendría como el cimiento de una posición más desarrollada que Hoxha transmitiría al PCCh, en su entrevista con Chou Enlai en 1966. 
 
Jruschov utilizó la cuestión del culto de Stalin
para destronar al leninismo y allanar el camino al revisionismo
Enver Hoxha
(7 de noviembre de 1961)
 

Stalin dirigiéndose al XIX del PC(b) de la URSS, en 1952.
En la tribuna de honor, Enver Hoxha escuchando el discurso.
 
 Nuestro Partido del Trabajo ha hecho observaciones sobre algunas tesis fundamentales del XX Congreso y sobre algunas posturas de los dirigentes soviéticos con las que no está de acuerdo, utilizando los canales partidarios regulares, respetando de este modo los principios establecidos conjuntamente que rigen las relaciones entre los partidos hermanos. Nuestras observaciones sobre política exterior y los problemas del actual desarrollo mundial las hemos manifestado con anterioridad. Veamos ahora otro problema importante sobre el que hemos mantenido y seguimos manteniendo opiniones diferentes de las de los dirigentes soviéticos. Se trata de la cuestión sobre la actitud hacia J.V. Stalin y su obra.
 
Según el punto de vista de nuestro Partido, N. Jruschov, primero, tuvo que desacreditar a J.V. Stalin y su obra antes de exponer sus tesis oportunistas ante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, y, después, las difundió. Lo hizo en su informe especial “Sobre el culto a la personalidad y sus consecuencias”, presentado ante el XX Congreso. Nuestro Partido no estuvo ni está de acuerdo con la manera en que se efectuó la crítica contra Stalin, durante y después del XX Congreso. (Aplausos)
 
N. Jruschov, al calumniar a nuestro Partido en el XXII Congreso e interferir brutalmente en nuestros asuntos internos, dijo que los líderes albaneses están en contra de la crítica al culto de la personalidad de Stalin, porque supuestamente los métodos del culto a la personalidad prosperan en nuestro Partido y porque el terror y la injusticia supuestamente imperan en Albania. No nos detendremos aquí a rechazar estas calumnias, pero el hecho de que su autor haya caído tan bajo como para utilizar “argumentos” tomados de los enemigos más rabiosos del socialismo y el comunismo, a fin de movilizar a la opinión pública contra de nuestro Partido, demuestra sus oscuras intenciones. Es evidente que, al vincular sus ataques sin fundamento contra el Partido del Trabajo de Albania en el XXII Congreso, con su “lucha contra el culto de Stalin y el grupo anti-partido”, N. Jruschov trató de demostrar la “similitud” entre el supuesto “stalinismo albanés” y la “época de los crímenes stalinistas” en la Unión Soviética, con el fin de crear la “atmósfera” que necesitaba en el Congreso y ante la opinión pública mundial, para que sus calumnias sean más creíbles.
 
El Partido del Trabajo de Albania siempre ha tenido y sigue teniendo en cuenta las enseñanzas del marxismo-leninismo sobre el papel de las masas, las clases, el partido y los jefes. Siempre ha considerado y sigue considerando la manifestación del culto a la personalidad como un fenómeno ajeno al marxismo-leninismo y perjudicial para un partido comunista y obrero. Cuando se dio el caso, nuestro Partido no dudó en criticar, mientras estaban en embrión, las diversas manifestaciones de este tipo entre sus filas, tal como lo hizo en su III Congreso. Del mismo modo, nuestro Partido, cuando dio el caso, combatió con valentía y cortó de raíz toda violación de la legalidad revolucionaria y todo abuso de Poder, como lo hizo en su I Congreso. Todo el mundo sabe cuál fue el destino de los enemigos del Partido y el pueblo, Koçi Xoxe y compañía, quienes antes de 1948, incitados por los revisionistas yugoslavos y abusando de la confianza depositada en ellos por el pueblo y el Partido, violaron las leyes del Estado con el fin de cavar la tumba para los cuadros del Partido y el Estado.
 
En nuestro Partido, no existe el mal del culto a la personalidad, tampoco la violación de la legalidad socialista. No obstante, mientras mantiene la vigilancia contra las manifestaciones del culto a la personalidad, nuestro Partido, de una manera correcta, marxista-leninista, enseña el amor y el respeto por sus líderes. Asimismo, mientras respeta estrictamente la legalidad socialista, nuestro Partido y el Poder popular son severos con los enemigos de nuestra República Popular, con todos aquellos que tratan de liquidar las conquistas históricas de nuestro pueblo. (Fuertes aplausos)
 
El Partido del Trabajo de Albania se ha opuesto y se opone a la crítica de J.V. Stalin realizada en el XX Congreso y reiterada en el XXII Congreso, también por otras razones de principio.
 
De acuerdo con el punto de vista de nuestro Partido, J.V. Stalin, en toda su actividad teórica y práctica, ha sido y sigue siendo uno de los líderes y personalidades más destacados, no sólo de la Unión Soviética y el Partido Comunista de la Unión Soviética, sino también del movimiento obrero y comunista internacional, uno de los defensores más ardientes y uno de los teóricos más grandes del marxismo-leninismo. (Estruendosos aplausos. Todos se ponen de pie. Ovaciones). Su gran mérito histórico reside en el hecho de que durante muchos años fue el discípulo leal y el resuelto camarada de armas de V.I. Lenin en la lucha por el derrocamiento del zarismo y del triunfo de la gran Revolución Socialista de Octubre. Después de la muerte de Lenin, a la cabeza del Partido Comunista de la Unión Soviética, defendió fielmente al leninismo contra los ataques virulentos de trotskistas, bujarinistas, zinovievistas y otros enemigos, derrotándolos ideológica y políticamente. Como líder del Partido, J.V. Stalin realizó una gran contribución a la exitosa construcción del socialismo en la Unión Soviética y a la exitosa dirección de la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética contra el fascismo; desarrolló aún más el marxismo-leninismo en una serie de cuestiones importantes relativas a la sociedad socialista soviética y a la construcción del socialismo y el comunismo. Hizo una valiosa contribución a la consolidación del campo socialista y del movimiento comunista internacional, así como al desenmascaramiento del revisionismo moderno, personificado en el grupo revisionista y traidor de Tito. Por lo tanto, al evaluar la obra de J.V. Stalin, no hay duda de que los errores que pueda haber cometido durante los últimos años de su vida fueron parciales y no pueden servir de criterio para hacer una evaluación general de la persona de J.V. Stalin y su obra. En la evaluación general de la obra de J.V. Stalin, en primer plano están sus grandes méritos: su lucha por la defensa del leninismo, su lucha por la construcción del socialismo en la Unión Soviética, su lucha por la creación y fortalecimiento del campo socialista y la consolidación de la unidad del movimiento obrero y comunista internacional, su lucha consecuente contra el imperialismo, su política por la defensa de la paz y la coexistencia pacífica. Estas constituyen sus características principales como líder y como comunista. Tal ha sido y sigue siendo la firme posición del Partido del Trabajo de Albania, en relación con la evaluación de la obra de J.V. Stalin. (Aplausos)
 
La incorrecta posición de N. Jruschov en su crítica a J.V. Stalin radica en el hecho de que:
 
a) De manera unilateral y tendenciosa, exageró en gran medida los errores de Stalin, hasta el punto de lanzar calumnias fundamentales contra él. Stalin fue presentado casi como un “enemigo” de la Unión Soviética y del comunismo. Se le describió como “cruel”, “caprichoso”, déspota”, “asesino”, “sediento de sangreycriminal”, ante los cuadros del Partido y revolucionarios leales y probados; como un “inocentón” embaucado por los imperialistas y fascistas (Risas); como un hombre que cometía grandes “insensateces” en la teoría y la práctica, que “no tenía idea” de lo que pasaba en la Unión Soviética, que demostraba una “falta de respeto hacia la memoria de Lenin”, y muchos otros cargos de esa naturaleza. Las declaraciones aisladas hechas en el XX Congreso y después de él, en el sentido de que Stalin seguía siendo un distinguido comunista, etc., son enteramente formales y se hicieron para mitigar la mala impresión y la legítima indignación que esas acusaciones contra Stalin despertaron en los comunistas de todo el mundo. De hecho, ni en el XX Congreso ni hasta hoy, los dirigentes del Partido Comunista de la Unión Soviética y su propaganda han hecho ninguna valoración positiva del legado teórico de J.V. Stalin, para mostrar sus lados positivos y su contribución a la defensa y desarrollo del marxismo-leninismo. Esta actitud inhumana llegó a su clímax en el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, donde no sólo se repitieron las acusaciones del XX Congreso, esta vez públicamente, sino que también se adoptó una decisión especial para retirar del mausoleo el cuerpo embalsamado de J.V. Stalin. Incapaz de denigrar a Stalin con argumentos de principio en el ámbito de la actividad teórica y práctica, con el fin de luchar contra Stalin, Jruschov está llevando la cuestión al nivel policial y está adoptando medidas para acabar con el cadáver de Stalin. Después de todas estas acciones, qué hipócritas suenan las palabras que N. Jruschov pronunció en enero de 1957:

“…cuando se trató de la revolución, de la defensa de los intereses de clase del proletariado, en la lucha revolucionaria contra nuestros enemigos de clase, Stalin defendió valiente e intransigentemente la causa del marxismo-leninismo… Sobre la cuestión principal y fundamental –y la cuestión principal y fundamental para los marxista-leninistas es la defensa de los intereses de la clase obrera, la causa del socialismo, la lucha contra los enemigos del marxismo-leninismo–, sobre esta cuestión principal y fundamental, quiera Dios, como se dice, que todo comunista sea capaz de luchar como Stalin luchó.” (Risas)
 
b) En el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética y en la propaganda soviética después del Congreso, N. Jruschov abordó unilateralmente la cuestión de la lucha contra el culto a la personalidad, olvidando la doctrina leninista acerca de las relaciones entre masas, clases, partidos y jefes. En su brillante libro “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”, el gran Lenin habló de la necesidad de crear, en cada partido marxista, un grupo de dirigentes, más o menos permanente, compuesto de las personas más autorizadas, más influyentes y con más experiencia. Estos son los llamados jefes. Sin este liderazgo estable no se puede coronar con éxito la lucha de la clase obrera y su partido comunista. En contraste con estas claras enseñanzas de Lenin y con el pretexto de la lucha contra el culto a la personalidad, el XX Congreso contrapuso la democracia de masas al papel de los jefes. Es bueno recordar lo que V.I. Lenin escribió en relación con esto:
 
“Llegar… a contraponer, en términos generales, la dictadura de las masas a la dictadura de los jefes, es un absurdo ridículo y una necedad. Lo más divertido es que, de hecho, en el lugar de los antiguos jefes que se atienen a ideas humanas comunes sobre las cosas simples, se destaca (encubriéndolo con la consigna de “¡Abajo los jefes!”) a jefes nuevos que dicen soberanas tonterías y disparates.” (V.I. Lenin, Obras, vol. 31, p. 31, ed. albanesa.). [La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”]
 
N. Jruschov y su grupo utilizaron para sus objetivos anti-marxistas –y esto se está haciendo cada vez más claro– la supuestacrítica de principios” al culto a la personalidad de Stalin. No es nuestro asunto discutir cómo y por qué razón la utilizó a nivel interno (en la Unión Soviética y en el Partido Comunista de la Unión Soviética); sólo el Partido Comunista de la Unión Soviética puede juzgar esto. Sin embargo, no podemos dejar de señalar que, al hablar de loscrímenes” cometidos en la época de Stalin –el “asesinato de gente inocente”, la “eliminación de miles de cuadros” mediante “falsos” procesos judiciales, el “régimen de terror”, descrito con un entusiasmo desenfrenado, en los colores más oscuros– y al poner estas cosas en conocimiento de la opinión pública internacional, N. Jruschov, de hecho, está prestando un pésimo servicio a la Unión Soviética y está complaciendo a los imperialistas y a todos los enemigos del comunismo. Alegando que los dirigentes albaneses “están echando lodo a la Unión Soviética”, N. Jruschov ha censurado a la dirección de nuestro Partido por la justa crítica, realizada en reuniones del Partido, de algunas acciones ilegales contra nuestro país.
 
Pero ¿cómo deberíamos llamar a su celo desenfrenado por ensombrecer toda una época gloriosa, la época de la construcción del socialismo en la Unión Soviética, por desacreditar ante los ojos de todo el mundo el prestigio de la Unión Soviética, presentándola como un país donde imperó el terror y los asesinatos, tal como la prensa burguesa reaccionaria la ha descrito y la describe en su propaganda? ¿No es él mismo quien, con sus acciones, está desacreditando a la Unión Soviética? ¿No es él, cuando propone que se erija en Moscú un monumento a lasvíctimas” del culto a la personalidad, quien está ofendiendo gravemente el heroísmo de los pueblos soviéticos, que en lucha contra los enemigos, internos y externos, y en lucha contra una serie de dificultades y obstáculos, bajo la dirección de su Partido Comunista encabezado por Stalin, sentaron las bases de la sociedad socialista y comunista en la Unión Soviética? Algunos llaman “autocrítica audaz” a este tipo de acciones. ¡Examinemos esto con más detenimiento, para ver cuánto de bueno y malo ha traído a la Unión Soviética y al movimiento comunista este tipo de “autocrítica audaz”!
 
Al hablar de las “iniquidades” y las “víctimas de la época del culto a la personalidad y al declarar que los diversos procesos judiciales habían sido farsas, N. Jruschov, sin tener en cuenta los errores que se pudieron haber cometido durante toda esta lucha, sigue siendo consistente con sus conceptos antimarxistas sobre el imperialismo y sus lacayos. En realidad, él le ha hecho un servicio al imperialismo, al presentarlo como inofensivo ante los países que están construyendo el socialismo, y está debilitando la vigilancia de sus pueblos en su lucha contra los agentes del imperialismo que han realizado y realizan una actividad perversa contra el campo socialista. N. Jruschov adoptó también la táctica del silencio ante el complot descubierto en nuestro país hace unos meses, organizado por los revisionistas yugoslavos, los monarco-fascistas griegos y la Sexta Flota de los Estados Unidos. Más aún, después de haber recomendado esta misma táctica a otros partidos hermanos, difundió la voz de que la conspiración era una invención, que los participantes en este complot eran “luchadores patriotas y honestos”, a quienes más tarde puso bajo su protección en su discurso de clausura del XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Entonces, de acuerdo con su lógica, el que lucha contra el imperialismo, el que lucha contra sus agentes, el que lucha por defender la libertad y la independencia de la patria socialista, es un agente del imperialismo. Y a la inversa, el que se levanta contra el Poder popular y contra el Partido, el que se pone al servicio de los enemigos del socialismo, es un “mártir”, un “buen patriota”, y es puesto bajo protección del líder del Partido Comunista de la Unión Soviética. Incluso erigirán monumentos a tales personas.
 
N. Jruschov utilizó la cuestión del culto de Stalin para destronar al leninismo, para preparar el terreno a la revisión del marxismo-leninismo y difundir sus puntos de vista oportunistas en las cuestiones más importantes del actual desarrollo mundial y en el movimiento comunista internacional. Esta acción y esta táctica no son nuevas ni originales. Trotsky también utilizó esta misma táctica en su lucha contra el leninismo. J.V. Stalin señaló:
 
“…Trotsky hace en sus escritos otro intento (¡uno más!) de preparar las condiciones para suplantar el leninismo por el trotskismo. Trotsky necesita, “a más no poder”, desacreditar al Partido, a sus cuadros, que realizaron la insurrección, para pasar de esta labor de descrédito del Partido a la labor de descrédito del leninismo. Y el descrédito del leninismo es necesario para meter de contrabando el trotskismo, como la “única” ideología “proletaria” (¡no va en broma!). Todo ello, naturalmente (¡oh, naturalmente!), se hace bajo la bandera del leninismo, para que la operación de meter el trotskismo de contrabando sea “lo menos dolorosa posible”. (J.V. Stalin, Obras, vol. 6, p. 361 , ed albanesa.). [“¿Trotskismo o leninismo?”]
 
N. Jruschov también utilizó la cuestión de Stalin para asestar un golpe a los elementos sanos marxista-leninistas en la dirección de los partidos comunistas y obreros de los diferentes países; para intimidar y, en caso de resistencia, incluso liquidar a cualquiera que se atreva a oponerse; para silenciar a los partidos y diversos líderes que no apoyan sus puntos de vista y políticas revisionistas. En síntesis, la cuestión del culto a la personalidad es utilizada como un espantajo para ejercer presión sobre los otros partidos y para liquidar a los dirigentes que no son del agrado de N. Jruschov. Estos objetivos que hasta hace poco ocultaba, cubriéndolos con una fraseología “marxista” y “principista”, los reveló abiertamente en el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. En su discurso, Jruschov dijo: “Poner fin al culto a la personalidad significa básicamente que Shehu, Hoxha y otros renuncien a sus puestos dirigentes en el Partido y el Estado”. Y agregó: “Ellos no quieren hacer eso”.
 
Si tomamos en cuenta el hecho de que en el mismo discurso, como hemos mencionado anteriormente, toma bajo su protección y considera como patriotas a elementos anti-partido y agentes del imperialismo, a los participantes en el complot organizado por los imperialistas contra la República Popular de Albania, entonces uno comprende con claridad la lucha “de principios” de N. Jruschov contra el culto a la personalidad en Albania – ¡su gran preocupación! Él quiere liquidar a los líderes actuales de nuestro Partido y reemplazarlos con elementos anti-partido y cualquier conspirador y agente del imperialismo.
 
Que bajo el pretexto de la lucha contra el culto a la personalidad, N. Jruschov está tratando de destronar al leninismo con el fin de allanar el camino al revisionismo, se demuestra también por el hecho de que él no está preocupado en absoluto por la justa y principista lucha marxista-leninista contra el culto a la personalidad. Porque, si tal fuera el caso, dejando de lado sus palabras demagógicas, él no pudo dejar de darse cuenta de que en la actualidad en la Unión Soviética, cada día que pasa, se observan más y más manifestaciones del culto a la personalidad, del culto de su propia persona, y en las más abiertas y exaltadas formas. Así, difícilmente se puede encontrar una edición de los periódicos soviéticos ilustrados que no contenga fotografías de N. Jruschov; las páginas de la prensa soviética están llenas de citas de sus discursos, él es el único que habla en todas partes y sobre todas las cuestiones; toda una película está dedicada a su vida, y otras películas a sus visitas a diversos países del mundo; discursos y escritos le hacen numerosos elogios, atribuyéndole personalmente los más grandes éxitos del pueblo soviético en el campo del desarrollo de la industria, la ciencia y la tecnología. Se están haciendo grandes esfuerzos, a toda prisa, para presentar a Jruschov no sólo como un “gran estratega militar”, sino también casi como un “arquitecto” de la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. (Risas)
 
Entonces, ¿dónde están esos principios de N. Jruschov en relación con la lucha contra las manifestaciones del culto a la personalidad, que pregona tan ruidosamente en su lucha sin principios contra otros partidos hermanos y sus dirigentes?
 
Esta es la razón, camaradas, por la que nuestro Partido no ha estado de acuerdo y no está de acuerdo hoy con los líderes soviéticos, en la cuestión de sus críticas hacia Stalin. 
 
Fragmento extraído de: Enver Hoxha, “Speech Delivered at the Celebration of the 20th Anniversary of the Founding of the Albanian Party of Labor and the 44th Anniversary of the Great October Socialist Revolution”, Zëri i Popullit, 8 de noviembre de 1961, publicado en William E. Griffith, “Albania and the Sino-Soviet Rift”, The MIT Press, Cambridge, Massachussets, 1963.
 
Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Facundo Borges.
 


Nota del traductor: 
 
El texto del discurso de Enver Hoxha del 7 de noviembre de 1961 también se puede encontrar en “The Party of Labor of Albania in Battle with modern Revisionism. Speeches and Articles”, Tirana, 1972. Hemos preferido tomar la edición más antigua que hemos encontrado de ese discurso.
 
En el caso de las citas de Lenin y Stalin en este fragmento, se han copiado las correspondientes de las versiones en español de La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo” del tomo XI de las Obras Escogidas en 12 tomos, y de ¿Trotskismo o leninismo? del tomo VI de las Obras Completas, respectivamente.
 
 
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